Inventor mexicano debiera ser aleman
Jueves 23 de febrero de 2006
No estarán de acuerdo algunos lectores si insisto en que en México, con mucha frecuencia el principal enemigo de un mexicano es otro. No se puede generalizar, pero lamentablemente es muy extendida esa expresión de bloquear todo lo que por mexicano puede ser exitoso.
Lo ha experimentado en carne propia un ingeniero-arquitecto, inventor, quien desde 1984 hizo nacer un sistema integral de construcción denominado TRIDICEL 3000. Consiste en la incorporación de formas geométricas rigidizadas que en conjunto ofrecen ventajas muy positivas como son una reducción del tiempo de construcción y un ahorro significativo en los costos.
Además, la resistencia de los materiales superan de manera relevante, las NOM´s que se tienen que cumplir en el país. Es aislante de ruido y térmico.
ARTURO HERNÁNDEZ, quien es egresado del IPN, inició su trámite de patente en el 2002 porque los prototipos cuestan así como los estudios de resistencia que se tienen que cumplir, según las normas obligadas por la autoridad. Además, ¿quién tiene confianza en un invento de un mexicano?
Pues un grupo de la fortaleza y prestigio de TELCEL se atrevió a poner a prueba esta alternativa previo cumplimiento de los estudios que demostraban la solidez que demanda un edificio corporativo en Querétaro. El arquitecto SERGIO ORTIZ tuvo el valor y llevó a verificación la capacidad de resistencia de los materiales construidos por el invento mexicano.
Los prototipos pasaron la prueba. Tres lozas fueron sujetas a presiones extraordinarias. En una de 3.80 la NOM marca una deformación, bajo presión de 250 kilogramos por metro cuadrado, de 15.1 milímetros. La deformación con TRIDICEL 3000 fue de .5 milímetros. En la loza de 5 metros cuadrados sucedió algo similar: la deformación resultó muy por debajo de lo previsto por la NOM mexicana. En la loza de 7.50 metros la NOM acepta una deformación de 33 milímetros y las de TRIDICEL 3000 presentaron una deformación de 14 mm.
Y eso que se establece en las reglas que las pruebas se deben de ejercer a los 56 días de haberse ?colado? y a las de ARTURO HERNÁNDEZ, por las prisas, se les ejerció el examen a los 14 días de fraguado. Incluso el Instituto Americano de Concreto expresó su calificación por sobre los máximos ahora conocidos.
Resultado: el edificio se levantó en tiempos menores a los calculados originalmente con un ahorro de 15 millones de pesos respecto a las edificaciones tradicionales. Para que tenga usted una idea de lo que se trató: es un edificio de 7 mil mts. Cuadrados.
A la fecha se han realizado en el país 8 edificaciones y una de ellas, inclusive, sobre una falla geológica que se había ?comido? tantas casas como se habían construido sobre su superficie. Esa casa sigue en pie como si nada.
El asunto de este sistema se ha tratado de impulsar en dos ocasiones en la Cámara de Diputados y una en la Asamblea de Representantes. Ha intentado el inventor sacar adelante la NOM necesaria para evaluar la calidad de sus materiales y de su tecnología. Esta tarea debe ser responsabilidad de la Secretaría de Economía que deja la tarea en un particular, pero de ahí a que el particular le pida al interesado en desarrollar la norma 100 mil pesos ?para empezar?, la verdad es que da motivos a pensar en un ejercicio de burda corrupción. Desde luego que con esas condiciones, la norma jamás pudo caminar.
La importancia del invento no solo radica en la voluntad de TELCEL de construir un edificio que tiene en su interior parte de la inventiva mexicana.
Aplicada la tecnología sobre casas o departamentos de interés social o medio los tiempos de construcción pueden ajustarse hasta 50% menos y en costo los ahorros pueden ser superiores al 25% y quizá, ya en construcciones grandes, en cuanto a volumen me refiero, el alcance de la disminución de costos se pueda llegar al 50%.
Una vivienda económica que ahora se ofrezca al público sobre 170 mil pesos puede costar con su tecnología en 55 mil pesos, sostiene el inventor.
Una casa que se está construyendo en Cuernavaca ahora, con mil 500 metros cuadrados de construcción, , tres cisternas entre ellos, que con un sistema tradicional pudiera costar 17 millones de pesos llevará con TRIDICEL 3000 una inversión de 4 millones de pesos. Además entrega una garantía por escrito hasta por 10 años con la aseveración de que es un sistema que soporta más la presión de un movimiento telúrico.
Pide el inventor tiempo para demostrar a CARLOS GUTIERREZ, el comisionado nacional de vivienda, que su invento puede incorporarse en beneficio de la política nacional de vivienda. Dice que de haber recursos, en cuanto a vivienda de interés social, se puede llegar a construir más de dos millones de viviendas al año.
En todo caso, ahí está otro ejemplo que sostiene que en México a pesar de hacerse bien las cosas ni el gobierno ni nadie le entrega un lazo al creativo. Que pena. El error de Arturo es no haber nacido en Estados Unidos, Israel o Alemania. Países en los que, por cierto, el invento ha causado gran admiración.
México lindo y querido.
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