Opinion

'Palabra viva': antología de escritores desaparecidos en Argentina

La Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA) y la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip), de ese país, publicaron recientemente la antología Palabra viva (Buenos Aires, Secretaría de Cultura, 2005).

La edición recoge algunas muestras del talento literario de poco más de 70 escritoras y escritores que fueron detenidos y desaparecidos por la dictadura militar argentina entre 1974 y 1983.

Palabra viva es, pues, un testimonio y una denuncia, además de una antología literaria. Las víctimas del terrorismo de Estado en Argentina siguen hablando desde la poesía y la narrativa que les sobrevivió.

La SEA explica que ?algunos, muy pocos, de estos 103 escritoras y escritores detenidos-desaparecidos, habían alcanzado en vida el reconocimiento de sus pares y de los lectores. Otros, la mayoría, vieron coartada violentamente su capacidad creativa, y nos privaron de conocerla, de admirarla y gozarla, de aprenderla?.

Puntualiza la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina que en esta primera edición sólo se pudo encontrar material literario de 71 autores y que de los restantes 32 se incluyen tan sólo los datos biográficos.

Sin embargo, hay la certeza de que escribieron y acaso publicaron textos que, al igual que ellos, fueron desaparecidos por la dictadura de las Fuerzas Armadas instaurada el 24 de marzo de 1976 y cuyas secuelas llegaron incluso a la década de los 80.

Además de un libro profundamente conmovedor, Palabra viva es un homenaje a la vida y a la literatura, pues lo que unía a este centenar de personas de diversos oficios ?era también otra pasión: la literatura?.

Entre los autores más conocidos y reconocidos de esta valiosa antología están Haroldo Conti (1925), autor de novelas como Mascaró, el cazador americano, y La balada del álamo Carolina; Roberto Santoro (1939), poeta, autor de Oficio desesperado y El último tranvía; Francisco Urondo (1930), otro notable poeta argentino, autor, entre otros títulos de Lugares, nombres y adolecer; y Rodolfo Walsh (1937), uno de los mejores escritores de su generación, autor de grandes reportajes como Operación masacre, ¿quién mató a Rosendo? y El caso Satanowsky, y de los libros de relatos Los oficios terrestres y Un oscuro día de justicia.

Desde luego, son más los autores desconocidos para la mayor parte de los lectores, entre ellos Marcelo Ariel Gelman, hijo del gran poeta Juan Gelman, que tenía 20 años de edad cuando fue secuestrado y asesinado por un comando militar en agosto de 1976. En Palabra viva se recogen dos poemas del joven Gelman, entre ellos el que lleva por premonitorio título El adiós: ?Mortales argentinos,/ rápidos como/ ese lápiz orgulloso/ que tiene algo importante/ que decir./ Amigos,/ rosas ilustradas./ Hermosas, lindas./ Enemigos,/ vetustos,/ hambrientos de venganza./ Hoy quiero/ decirles adiós./ Me voy./ Quizá hoy./ Quizás mañana./ Pero me voy./ Me despido de este país./ Me despido de mis amigos,/ de mis enemigos./ Amigos,/ sólo quiero recordarles/ que no dejen de ser mis amigos./ Sólo quiero recordarles/ que no me olviden/ a la marcha del tiempo,/ a la marcha del tren/ en que me vaya/ que borran las huellas de la amistad lejana?.

Palabra viva: Textos de escritoras y escritores desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado. Argentina 1974/1983 es un libro estremecedor, y necesario. Quizá dos versos de un poema de Claudio Nicolás Grandi (1945), también desaparecido en 1976, resumen trágicamente el testimonio de todos: ?Estoy como pasando por acá,/ tan sólo pasando y nada más?.

* Escritor