Domingo 26 de marzo de 2000
Una tarde, hace cosa de dos o tres meses, paseando mi ocio atento por las calles del Centro Histsrico, me detuve a curiosear en los tendidos de libros y revistas del callejsn que va de Madero a Cinco de Mayo, a un flanco del Palacio de los Azulejos. Suele haber allm buenas presas, y baratas, para un biblisfilo empedernido como yo. Me encontri con una copia bastante desvencijada de la Nueva Revista de Filologma Hispanica (NRFH); era el nzmero 2 del aqo V de esa publicacisn venerable, correspondiente a los meses de abril y junio de 1951, !edicisn de hace ya medio siglo!, lo cual explicaba de sobra su aspecto desastrado. En ese lejano entonces, el Colegio de Mixico coeditaba la revista con la Universidad de Harvard, de Cambridge, en el estado de Massachussets, lo cual se entiende por la adscripcisn, a esta zltima institucisn educativa, del entonces director de la publicacisn: el eminente filslogo e historiador Amado Alonso. No me lo pensi mucho rato ni, al final, dudi: regatei lo indispensable con los vendedores, consegum un descuento diminuto y me llevi la revista junto con otros tomitos de buen precio.
Como suele suceder con esas compras, los libros y aquella revista cincuentona se apilaron en los muebles de mi casa durante varios dmas; hasta que, apremiado por la necesidad de poner orden en mis papeles, me decidm a darle un lugar en mis estantes a esos volzmenes, no sin antes hojearlos mas detenidamente de lo que lo habma hecho, durante aquella incursisn por el Centro. Habma comprado aquella NRFH sobre todo porque contenma un artmculo propiamente, una reseqa muy larga, de 40 apretadas paginas de Marma Rosa Lida de Malkiel acerca de uno de mis libros de cabecera: La tradicisn clasica, de Gilbert Highet. Debo decirlo todo: ya conocma yo aquel artmculo-reseqa, contenido en una fotocopia del libro de Lida de Malkiel sobre el clasicismo en Espaqa. ?Por qui lo compri, entonces? Bueno, porque en esa NRFH habma tambiin notas y textos que me interesaban... y porque asm es uno. Cualquiera dirma que estaba yo duplicando los textos; pero un biblisfilo me entenderma. Por no dejar, lem de nuevo el texto de Lida de Malkiel. Ahm, en ese momento, la cosa comenzs a ponerse interesante.
Por principio de cuentas, me llams la atencisn el nzmero tan grande de erratas que encontraba al paso de mi lectura; acostumbrado a la limpieza de la NRFH en sus ipocas recientes, esos descuidos tan crasos me asombraron. Decidm cotejar la NRFH con mi fotocopia del libro de Lida de Malkiel. Entonces salts una liebre que me dejs medio atsnito.
Sucede que el viudo de la erudita argentina, Yakov Malkiel, editor de ise y otros libros de su sabma esposa, le agregaba un extenso comentario en forma de notas al artmculo-reseqa sobre Highet. En ese comentario referma lo siguiente: las erratas en la NRFH eran mucho mas numerosas azn de lo que yo habma detectado y se habman suprimido algunas partes del texto; y mas todavma, lo de veras interesante, sin duda: nada menos que Alfonso Reyes, miembro distinguidmsimo del cuerpo de redactores de la revista, habma insertado en el artmculo de Marma Rosa Lida de Malkiel dos largos pasajes. Comentaba Yakov Malkiel: Si la autora autorizs esta operacisn, me consta que lo hizo muy a regaqadientes y con el znico propssito de ahorrar disgustos a su maestro Amado Alonso gravemente enfermo entonces y a Alfonso Reyes.
Los dos pasajes insertados por Alfonso Reyes son muy faciles de localizar y Yakov Malkiel allana su bzsqueda. Son estupendos... con el inconveniente de que no fueron escritos por quien firma el artmculoreseqa. Don Alfonso se permitma, ciertamente, libertades muy grandes con sus amigos, discmpulos y admiradores (Marma Rosa Lida de Malkiel lo admiraba y lo respetaba, como tambiin refiere su viudo).
El mundo de la erupcisn suele ser muy divertido, contra lo que generalmente se cree. Abundan en il los pleitos apasionados, las rencillas, los desencuentros y, por supuesto, las polimicas. Muchas veces hay que leer las letras tamaqo pulga de las notas a pie de pagina para enterarse de esas tormentas y querellas. Suele ser un mundo espectacular, este de la erudicisn; eso quiero decir. Este capitulillo anecdstico lo prueba suficientemente, por lo menos a mis ojos.
Por lo demas, no he tenido el tiempo necesario ni la energma ni la disposicisn indispensables, sinceramente hablando para sumergirme en las aguas procelosas de las reyesianas Obras Completas publicadas por el Fondo de Cultura Econsmica a lo largo de varias dicadas, con el propssito de investigar si esos pasajes insertados en el artmculo de 1951 forman parte tal cual o modificados de los libros firmados por el ilustre polmgrafo regiomontano. Algzn dma lo hari, quizas; aunque no estoy muy seguro. Podrma reproducir aqum esos pasajes, pero creo que los curiosos podrman divertirse buscandolos ellos mismos. Diri, en cambio, eso sm, qui asuntos abordan: el posible origen asiatico del mito de Afrodita, las leyendas medievales acerca del origen troyano de los franceses. Ojala eso despierte la curiosidad de algzn otro lector y biblisfilo interesado en estas minucias eruditas.


