Koizumi, samurai con melena, reelegido

Profesor titular de la FCPyS de la UNAM, escritor y periodista. Ha colaborado en periódicos y revistas nacionales e internacionales. Ha escri ...
Miércoles 14 de septiembre de 2005
Frente a los clásicos luchadores sumó, desbordantes, en oleadas, de grasas, el samurai Junichiro Koizumi 63 años disolvió la Dieta, el Parlamento japonés en agosto al quedar en minoría ante sus reformas. Eligió, por tanto, elecciones anticipadas en septiembre. Sus enemigos se frotaron las manos; sus amigos pensaron que era un acto sacrificial: una especie de harakiri.
El 31 de agosto, en Japón, se cierran los caminos, deslumbrantes que conducen a la cima del monte Fuji que uno ve palidecer y enrojecerse. Con el festival del fuego se termina el ciclo del alpinismo. Fuji, monte hermoso, comienza a ser, desde el 31, peligroso. Para las elecciones anticipadas eligió, Koizumi, el 11 de septiembre. El 11 los templos budistas son visitados por millares de fieles en memoria de Nichiren que, en el año 1271, concedió la gracia al Shogun condenado a muerte. Japón es silencioso ante el tiempo que pasa. El 11, también, las gentes enfermas de los ojos corren a la fiesta del jengibre (shoga-matsuri) donde se compran las raíces secas y entre el 11 y el 21 en el santuario Daijin-gu de Tokio se festeja a Kami y hay desfiles. Septiembre es también el mes de las fiestas del arco, a caballo y de arqueros jubilosos y entre el 20 y el 23 se visitan los cementerios y se pide la lluvia en el santuario de Ikeno-miya Jinja. Japón moderno es, siempre, memoria. En síntesis, Koizumi acertó: ha sido reelegido como primer ministro y su partido, el Liberal-Democrático, ha obtenido una votación contundente. Le he visto en la televisión, la melena ondulante, sonriente y, a la vez, impávido. Fue elegido en el año 2001 cuando la economía japonesa parecía inmóvil y la sociedad comenzaba a impacientarse.
Japón tiene 127.7 millones de habitantes y, según The Economist (The World in 2005) 37 mil 550 dólares per cápita. El país es la segunda economía del mundo en tamaño y el tercer exportador de la Tierra después de Alemania, que ha desplazado, al segundo lugar, a EU. Es una cuestión apasionante. Alemania y Japón, aliados en la Segunda Guerra Mundial fueron, realmente, aniquilados. Su reconstrucción, hoy entre las tres primeras economías del mundo, impresiona. Hablamos de 1945 cuando entre el 6 y el 9 de agosto cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki dos bombas atómicas. Me impresiona saber que entre los días 6 y 7 de agosto los japoneses, que miran la inmensidad, celebran la fiesta de Shimonoseski en memoria de la victoria del emperador Chuai en el año 204 sobre los coreanos. En este año, Koizumi ha pedido perdón por el paso de sus soldados por los países asiáticos. En China ha costado mucho olvidarlo. Los dos pueblos (China es ya la sexta economía del mundo, el tercer importador y el cuarto exportador) tienen que viajar juntos en la globalización. Los dos países sufragan el gigantesco déficit comercial de EU comprando sus bonos. Tienen en sus manos la seguridad financiera de EU. Saben, a su vez, que la enorme máquina de consumo que es EU hace posible su propia prosperidad. Cada parte sabe lo afilado que es el sable de la existencia. A Japón que importó, en el 2004, 455 mil millones de dólares México le vendió mil 193 millones de dólares, es decir, nada. Dependemos de un solo mercado. Sin embargo, de Japón importamos ya, en el mismo año, 10 mil 624 millones y de China importamos (sin el contrabando de las mafias) 14 mil 459 millones de dólares aunque exportamos a China (que importó del mundo 561 mil millones de dólares) sólo 987 millones.
Koizumi, economista, sabe bien que la economía de Japón (como la de Alemania) tiene que dar un giro copernicano para entrar, en plenitud, en el siglo XXI. Sabe que las relaciones con EU son esenciales y difíciles. Equilibrio del samurai que ama la música de Elvis Presley sin olvidar el monte Fuji.
alponte@prodigy.net.mx


