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La Voz Invitada | Emmanuel Carballo

Tablada, entre el arte y la teosofía



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José Juan Tablada empieza a colaborar en los periódicos a partir de 1890 y se supone que escribió más de 10 mil artículos, entre ellos nume rosas crónicas. Viajero, desterrado político y miembro del servicio diplomático, algunas de sus mejores cró...

Miércoles 22 de junio de 2005

Tablada, entre el arte y la teosofía


José Juan Tablada empieza a colaborar en los periódicos a partir de 1890 y se supone que escribió más de 10 mil artículos, entre ellos nume rosas crónicas. Viajero, desterrado político y miembro del servicio diplomático, algunas de sus mejores crónicas refieren sus experiencias en París, Japón, Bogotá, Caracas y Nueva York. Otras, normalmente sucias en sus intenciones, tienen que ver con la política y los políticos mexicanos.

Unas cuantas de sus crónicas están recogidas en libros tales como Tiros al blanco (1910), Los días y las noches de París (1918) y En la piel del sol (1919). Estilísticamente estos textos parten del modernismo y de lo que él significa y evolucionan de tal forma que entienden y descubren aspectos del arte más representativo de las primeras décadas del siglo XX. En México abogan por un arte nacionalista tanto en literatura como en artes visuales. Al morir, en los años 40 del siglo pasado, Tablada no era un viejo escritor del XIX sino un poeta, un prosista del siglo XX que escribe sus textos más significativos entre 1919 y 1928.

En carta dirigida desde Nueva York al Abate José María González de Mendoza en noviembre de 1924, Tablada habla de sus crónicas: "Verá usted dice, si lee mis artículos en los que alterno, en horrible promiscuidad, los asuntos elevados (que me complacen a mí) y los innobles que el público apetece. Ocultismo, teosofía, episodios del formidable despertar espiritual que estamos presenciando y deportes brutales como el box o escándalos sociales a base de perversiones sexuales, o financieros a base de robo descarado pero legal (?) Y hay que hacerlo así porque somos periodistas, querido Abate, y aunque nos embriaguemos con vino de poesía, el pan que nos sustenta tenemos que amasarlo en la tahona del diarismo".

Tablada redacta sus memorias en Nueva York entre 1925 y 1928; tituladas Las sombras largas, se publicaron entre el 4 de marzo de 1926 y el 12 de Julio de 1928 en EL UNIVERSAL de la ciudad de México (existe una edición reciente). Este tramo de sus memorias, apunta González de Mendoza, viene a ser un álbum de estampas de la vida mexicana desde finales del siglo XIX hasta julio de 1914, fecha en que el autor sale al exilio por razones políticas (sirve a Victoriano Huerta en sucias labores periodísticas) y se instala en Galveston y después en Nueva York.

Tablada reúne con éxito relativo lo histórico, lo anecdótico y lo poético. El ingenio, cualidad básica de su estilo oral y escrito, se halla arrinconado en las memorias. Ello quizá se deba a que por esos años a Tablada le interesa menos la literatura que la teosofía. En una carta, confiesa: "Si queremos subir debemos arrojar como lastre todo lo que fue nuestro tesoro; tenemos que quedarnos desnudos, arrojar instrumentos, desaprender, arrasar vanidades y orgullos, aun los nobilísimos del Arte; olvidar aun el lenguaje, porque todo lo que las palabras expresan tiende a ser mentira. Hay que inventar un nuevo idioma. Entretanto, en el silencio del iniciado palpitan los nuevos mundos. ¡Que tristeza! El Arte, nuestro Arte, fue sólo un andamio, un punte, un esquema para las coordenadas de la intuición, un ejercicio para la conquista del ritmo. En cuanto a la Razón ¿para qué nos sirven los zapatos, ahora que tenemos alas?".

Escritas las memorias desde esta perspectiva, Tablada contempla con cierto desdén sus ambiciones, placeres y amores. Considera la vida como una pasión inútil e introduce elementos espirituales para juzgar su propia juventud y la de sus compañeros de generación. Le ocurre, en cierto sentido, lo que le sucede al Nervo asceta, al Nervo en trance de convertirse en místico: que se despoja de las percepciones de los sentidos y no encuentra la manera de expresar el lenguaje del alma y del más allá.

Crítico literario.



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