El vuelo del Mirlo Blanco
Cuando se enteró que su columna se publicaría en la parte inferior izquierda de la página, Taibo recordó la frase usada por los camioneros: ...
La Escuela Bolera se formó alrededor de Pilar y cuando yo digo Escuela Bolera estoy diciendo, nada más, el nomb...
Viernes 11 de febrero de 2005
Yo no sé cuántas veces he entrevistado a Pilar Rioja y ni sé cuántas veces ella me ilustró el prodigio de la llamada Escuela Bolera.
La Escuela Bolera se formó alrededor de Pilar y cuando yo digo Escuela Bolera estoy diciendo, nada más, el nombre de esta artista que logró conjuntar los pasos de un ballet nacido flamenco en Andalucía; que después adoptó el sonido gentil de las castañuelas y un día mereció del propio Falla el nombre de Mirlo Blanco, para significar que solamente una bailarina milagrosa podría concebir tanta belleza conjuntada en el ritmo, el gesto y la música.
Decía Falla que solamente con la habilidad, la belleza y el donaire de un Mirlo Blanco se podría bailar la Escuela Bolera y ese Mirlo Blanco vino un día a nosotros, nos encandiló a cuantos pudimos verlo y gozarlo.
Cuando Pilar hizo leyenda, heredó lo heredable y lo hizo suyo que fue tanto como hacerlo inmortal.
Yo no sé cuántas veces entrevisté a Pilar Rioja, pero si sé que antes de conocerla no sabía ni tan siquiera que la Escuela Bolera fuera una realidad tomada de una frase de Falla y una presencia tan singular y bella como es la que Pilar hizo un día posible y otro día danza y otro día leyenda.
Yo no sé cuántas veces entrevisté a Pilar Rioja, pero lo cierto es que estas cosas no se pueden contar por mucho que uno tenga oficio de entrevistador y la bailarina sea capaz de bailar con un arte que solamente ella llevó a la cima.
En estos tiempos de técnicas y músicas en las que todo se hereda, todo se gana y nada se pierde tener entre nosotros a Pilar Rioja es tanto como dar nueva vida a aquel Mirlo Blanco que soñó un día Falla y que otro día una bailarina mexicana hizo posible.
Yo no sé cuantas veces he entrevistado ya a Pilar Rioja, pero la única entrevista en la que me habría acercado al pájaro que un día soñó Falla sería aquella que les convocara a ustedes, mis lectores, a ver bailar una vez más a Pilar Rioja.