Opinion

En siete años de vida juntos, tuvieron dos hijos y desarrollaron brillantemente sus carreras literarias. Ella publicó los poemarios "Tres mujeres" y "Poema para tres voces", además de una larga narración titulada "La campana de cristal". El, además de su poesía, escribió novelas infantiles y diversos ensayos sobre literatura inglesa, fundamentalmente estudios de la obra de Shakespeare.

Al cabo de esos siete años, el matrimonio se disolvía y Hughes consolidaba su unión con Assia Wevill, otra poetisa con la que ya andaba en amoríos.

Una noche de ese mismo año, al parecer deprimida, entre otras cosas, por el desenlace de su relación, Sylvia abrió el gas de su horno y metió la cabeza. A la mañana siguiente, la muchacha que le ayudaba en las tareas domésticas la encontró muerta, tirada en la cocina.

Ted Hughes no hizo entonces declaraciones ni concedió entrevistas, sino que optó por guardar silencio que se prolongó muchos años y que sembró críticas y polémicas alrededor de su figura.

En 1998, poco antes de la muerte del poeta, se rompió ese silencio con la publicación de "Cartas de cumpleaños", última obra que padeció durante largo tiempo tras el suicidio de Sylvia: "Estabas encerrada/ dentro de una cámara peleando por el oxígeno/ donde no pude encontrarte, ni siquiera oírte/ ni mucho menos comprenderte". El libro, que alcanzó la espectacular venta de 400 mil ejemplares, verdadero récord tratándose del género poético, hizo a Ted Hughes, además, merecedor de la Orden al Mérito. Acaba de ser publicado en español (edición bilingüe) por la editorial Lumen.