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La Voz Invitada | Poli Délano



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Martes 01 de febrero de 2000

Poli Délano

Las incomunicaciones de Harold Pinter


Dice el dramaturgo inglés Harold Pinter que sus obras tratan ?de personajes en el borde extremo de su existencia, cuando se encuentran solitarios, en el momento en que vuelven a sus dormitorios y se ven enfrentados al problema básico de existir?.

Acabo de ver en un pequeño teatro de Santiago su obra "El amante", escrita originalmente para televisión en 1963 y estrenada en el Arts Theatre de Londres ese mismo año. No la conocía, aunque desde hace mucho tiempo he sido buen seguidor de Pinter, uno de los primeros representantes del teatro del absurdo que leí, junto con Eugene Ionesco. Pero sí reconocí la estructura escénica de otras de sus obras: dos personajes en un cuarto, una puerta, una cama, y ya. Es de notar que las palabras del autor citadas anteriormente se ven perfectamente ilustradas por el diálogo inicial de la obra, cuando Ricardo y Sara, una pareja de los suburbios de Londres, se despiden por la mañana, al partir él a su trabajo en la ciudad: ?¿Viene tu amante hoy?? Ella responde que sí y él sale asintiendo con aprobación. Cuando regresa por la noche, Ricardo le pregunta a Sara cómo lo pasó con el amante y aprovecha de contarle que él mantiene relaciones con una prostituta. En el desarrollo de la obra nos enteramos de que el amante de Sara es el mismo Ricardo, su marido, y de que la prostituta que él visita es ella misma, la esposa. Como en el caso de "La cantante calva" de Ionesco, el problema es el lado absurdo de las relaciones, que deriva en la incomunicación y, por tanto, en la enajenación. Ricardo y Sara no serán capaces de llevar hasta el final su fantasía, no podrán mantener los dos aspectos de su personalidad confundida, por un lado la pareja regular de clase media y por el otro, una prostituta muy vulgar con un seductor más romántico que cínico. ?La comunicación misma entre las personas es tan aterradora dice Pinter, que en lugar de manifestarse claramente, deriva en una conversación de despropósito, un continuo hablar de otra cosa, antes de aquello que constituye la raíz de sus relaciones?, como si más que una incapacidad para comunicarse, se le hiciera deliberadamente el quite a la comunicación. Otra idea bien ilustrada por el argumento de "El amante".

En 1988 tuve la ocasión y la suerte de almorzar con Harold Pinter en su club londinense. La cita la arregló el periodista argentino-británico Andrew Graham Yool, y el objetivo era invitar al dramaturgo a participar en el encuentro cultural "Chile Crea" que se realizó en Santiago como una manifestación de artistas e intelectuales de todo el mundo contra la dictadura militar de Pinochet. El encuentro se iba a llevar a cabo muy pronto y Pinter ya tenía compromisos, le sería imposible acudir, pero entonces me dijo que de todos modos estaba ahí. Como muestra de su adhesión, me entregó una de sus obras más recientes con la autorización para que se tradujera y montara. La obra era "One for the road" y no hubo ni el tiempo ni los medios. Pero todavía se puede, y más vale tarde que...



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