¿Qué comió el Dalai Lama en México?
En el Tíbet...
Viernes 15 de octubre de 2004
Salteado de frutas rojas fue el postre favorito del Dalai Lama durante su reciente visita a nuestro país. Según nos enteramos, le encantan los postres de frutas, tipo almíbar, aunque no está acostumbrado a consumir demasiada azúcar.
En el Tíbet, donde se formó, los dulces no son una golosina común, así que los ha probado en sus giras por diversos países.
Siendo una persona tan sencilla, el también Premio Nobel de la Paz comentó que el hotel donde se alojó (el Sheraton Alameda) era demasiado lujoso para su forma de vida.
"Como a todo visitante distinguido del hotel, se le proporcionó la suite de lujo, la cual aceptó, pero sólo para recibir visitas. El dormía en una habitación sencilla, normalita", nos cuenta Aura Mariscal, gerente de ventas del lugar.
Le preguntamos por lo que comió el Dalai Lama: "Su alimentación se basa, más que nada, en verduras, frutas, cereales y muchísimo pan integral, miel, azúcar normal y un té especial hecho con base de manteca de Yak, (una especie de toro, pero más grande y peludo, que habita en Asia, India y el Tíbet).
Su comitiva (ocho personas) trajo el té, que provoca una sudoración que a la vez permite sumergirse con mayor rapidez en el proceso de la meditación. Esto se debe a la fluctuación de energías que se origina entre la persona y el medio ambiente".
Aura Mariscal agrega: "Esa bebida no es muy agradable a nuestro paladar; se debe tomar muy caliente, porque en cuanto se enfría, se le forma una capa espesa de grasa. Sin embargo, ese té forma parte de la guía de meditación del Dalai Lama".
Señala también que el líder espiritual es muy madrugador: se levanta a las tres de la mañana y él solo empieza sus prácticas de meditación o Gática, como se denomina a las sesiones de meditación que realiza durante el día, con intervalos de descanso. "Obviamente el hecho de meditar en grupo genera una fuerza mayor, y lo practica con frecuencia en sus presentaciones masivas, pero cuando la realiza él solo, es para llenarse nuevamente de energía con su oración y contemplación entre un evento y otro".
Aura nos sigue contando detalles desconocidos en torno del líder del budismo: De ser necesario, hace una meditación que le permite comer una sola vez al día.
"Lo primero que se tomaba era su té de Yak a las tres de la mañana; la fruta y los cereales con miel se le subían a las 4:30. A las 12 del día volvía a tener otra comida basada en verduras y carbohidratos, como pastas, cereales en forma de pan y sorprendentemente, un día pidió probar la carne tampiqueña. Cuando está de gira, sus horarios cambian y mientras estuvo en México, estuvo comiendo según lo permitía su agenda. Cuando regresaba por la tarde, como a las cinco, tomaba su cena basada en frutas, leche y cereales y se recostaba alrededor de las siete de la noche. "Lee mucho, aunque en la actualidad no tanto como él desearía, por lo apretado de su agenda para promover la paz alrededor del mundo".
El Dalai Lama, cuyo nombre original es Tendzin Gyatso, tiene 69 años y ha acumulado 52 posgrados adquiridos en cursos de educación a distancia.
Durante la ocupación del Tíbet por China, abandonó su país disfrazado de militar y cargando entre su brazos un rifle para confundirse con un chino. "Según nos contó, a cada paso que daba le pesaba mucho más el arma, por ser él un hombre de paz".
Y enfatiza que es una persona tan accesible, que se toma fotos con quien se lo pide.
"Su santidad consumió todos los alimentos a través del room service; pidió probar la comida mexicana y se animó a saborear unos ricos tamalitos que le prepararon en El Cardenal; también probó, para sentir el gusto de algunos ingredientes que se utilizan en nuestra gastronomía, el ajonjolí, los frijolitos y nada más.
No es 100% vegetariano, ha probado la carne roja pero sólo por probar, no está en su dieta. La filosofía budista se asocia con el no comer carne por respeto a la vida y por cuestión del renacimiento. Ahora, al Dalai Lama no le gusta ni el pescado ni los mariscos", señala Aura.


