Opinion

Pasar de la televisión analógica, tal y como la conocemos en la actualidad, al estándar digital que México está adoptando, será tan relevante como el cambio ocurrido cuando pasamos de la televisión en blanco y negro a la de color. Con la nueva tecnología, la televisión proyectará algo más que imágenes y sonido. La nitidez de la señal, igual a la del cine; las características propias de los nuevos aparatos receptores; su sonido digital, igual al de un disco compacto, y la posibilidad de prestar otros servicios de telecomunicaciones será muy diferente.

Todo inició en la época de Carlos Ruiz Sacristán, en abril de 1997, cuando la SCT y la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC) firmaron un memorándum para la planificación ordenada del espectro radioeléctrico en la frontera, con objeto de reservar los canales que servirían para la transmisión simultánea de canales de televisión analógicos y digitales. La asignación de canales correspondiente se concretó en el mes de julio de 1998, con lo cual se podía continuar con los estudios e investigaciones necesarias hacia la adopción de un estándar tecnológico óptimo para nuestro país.

Fue el 30 de julio de 1999 cuando se creó el Comité Consultivo de Tecnologías Digitales para la Radiodifusión (recuerde el lector que el término radiodifusión aplica no sólo a la radio sino, también, a la televisión). Este Comité fue conformado por sendos representantes de la SCT y de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) y nació con el objetivo de estudiar las distintas opciones disponibles en cuanto a tecnologías digitales.

Consecuentemente a lo anterior, el 27 de marzo de 2000 se emitió un nuevo Acuerdo Secretarial, a través del cual se reservaron determinadas bandas de frecuencias para la investigación y el desarrollo de la radiodifusión digital, separando de esta forma los canales que eventualmente servirían para este propósito de migración tecnológica.

Finalmente, el 3 de octubre del mismo año 2000 se emitió otro Acuerdo Secretarial conforme al cual se establecieron una serie de obligaciones para los concesionarios y permisionarios de radio y televisión en el país, relacionadas con la eventual adopción de tecnologías digitales.

Ese mismo tipo de términos y condiciones fueron incorporados a los refrendos de los títulos de concesión subsecuentes.

Es de destacar que ya desde este último ordenamiento se hablaba de transmisiones simultáneas, analógicas y digitales y de la necesidad de hacer una migración gradual con el uso de una frecuencia adicional.

La nueva tecnología digital es conocida como Televisión Digital Terrestre (TDT) -hay televisión satelital también- y el estándar tecnológico por el que optó México es el A/53 de la ATSC. Estas últimas son las siglas del Advanced Television Systems Committee, agrupación que aglutina a representantes de todo el continente entre redes y empresas de televisión, productores de televisión y cine, asociaciones comerciales y de manufacturas y equipos propios de esa industria, así como a académicos especialistas en la materia (www.atsc.org) .

La gran ventaja que se tiene con la adopción de este estándar A/53 de la ATSC es que se trata del mismo que aplica en Estados Unidos y Canadá, además de que es susceptible de ir perfeccionándose con el tiempo, situación igualmente prevista en el Acuerdo Secretarial publicado el pasado viernes. Y es que en un mercado tan integrado como es el de América del Norte, donde las señales de radio, televisión y telecomunicaciones en general deben ser compatibles para poder cruzar las respectivas fronteras, se antojaría difícil que cada país tuviese un estándar distinto.

Con esta decisión, México continuará utilizando canales con capacidad suficiente (6 mhz) para la transmisión de señales de televisión ahora con tecnología digital al tiempo de permitir, precisamente por la compresión digital, el envío de señales de telecomunicaciones a través de la misma red. Para acabar pronto: se podrá ver televisión digital abierta y acceder a internet por la misma vía y sin interferencias.

Este proceso requiere de dos elementos fundamentales. Por un lado se otorgará el derecho de utilización de un canal adyacente para que cada estación pueda transmitir, simultáneamente, durante un buen tiempo, señales analógicas y digitales. El propósito de esta acertada medida es que los televidentes puedan cambiar de equipo receptor (televisor) poco a poco y a un menor precio. (Hoy un aparato como éstos cuesta unos mil 500 dólares).

Asimismo, el Acuerdo Secretarial signado por el secretario Pedro Cerisola dispone que el proceso durará 18 años, plazo durante el cual y en seis periodos trianuales las concesionarias de televisión habrán de ajustarse a la nueva realidad tecnológica. No es ocioso destacar que dicho plazo es apenas suficiente para justificar las multimillonarias inversiones en que habrán de incurrir las empresas televisoras. Los títulos de concesión, consecuentemente, habrán de ser refrendados por el plazo antes señalado.

Mi reconocimiento a todos los que hicieron posible esta buena nueva. Felicidades.

Presidente del Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones, A.C.

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