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Shrek 2: reino de la intertextualidad



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Lunes 21 de junio de 2004

`Shrek 2`: reino de la intertextualidad


Las dificultades financieras y de actualización de mundo de la empresa Disney han configurado posibilidades alternas para el desarrollo de historias dirigidas a todo público o con clara inclinación al universo infantil y juvenil; otra clase de consorcios, que tienen claro al cine como modelo de representación de una realidad, se han alzado con el éxito de otra clase de propuestas. Estas nuevas firmas de entretenimiento van a la creación y al rescate de relatos trabajando el placer de la forma, la fascinación por la puesta en escena y, como es el caso de Shrek 2, también el gusto del reto intelectual, que en este caso se organiza con base en el recurso de la intertextualidad, entendida ésta como la interconexión de textos y significaciones.

Shrek 2, va más allá de su predecesora y organiza el texto con base en múltiples referencias, un aparato de citación impresionante, influencias y parodias a otros textos. En este sentido, la segunda parte de Shrek puede resultar un tanto desangelada para el público infantil y en contraste profundamente divertida para los adultos quienes, en términos generales, poseen información, interconexiones, referencias de una gran cantidad de alusiones que se dan en la cinta, tanto de la cultura popular como de aspectos sociales y culturales más canónicos.

Si bien es ya una costumbre (una mala costumbre) traducir gran parte de las cintas realizadas para la comunidad infantil, es claro que el verdadero sentido de las referencias, de los diálogos, de los escenarios donde se desarrolla la cinta orquestada por Andrew Adamson, Kelly Asbury y Conrad Vernon están relacionados con su versión original, en inglés. Las traducciones, por muy bien que se realicen, remiten a mundos que no son los del original, como es el caso concreto de los comentarios realizados por el personaje de El burro en versión nacional que tienen más de "ciudad peluche" que del ámbito que dio origen a la cinta.

Así pues, la primera recomendación es ver la cinta en su versión original para disfrutar de los hilarantes diálogos construidos por Andrew Adamson, Joe Stillman, David Stem y David N. quienes construyen el relato con base en múltiples conexiones de la cultura contemporánea en la cual están presentes lo mismo los cantantes de moda, la música del momento y otra no tanto (la cita a los Tijuana Brass de Herp Alpert), las ceremonias de carácter "oficial" que se ven en Hollywood, realidad alterna del reino far, far away, en sus famosas alfombras rojas (imitadas cada vez más en el mundo donde no es la excepción la ciudad de México); igualmente son referidas diversas películas de todos los tiempos así como la mayor parte de los cuentos infantiles clásicos que se reconstruyen para ser mirados (leídos) desde una perspectiva más actual.

Resulta entonces que, la manera en la que se entretejen unas acciones con otras, es de constante intertextualidad; una forma de percibir el mundo que los más pequeños no alcanzarán a mirar de la misma manera que lo hacen los adultos. Mientras los más jóvenes se quedan con la anécdota y pueden advertir rápidamente las diferencias entre el texto original y esta segunda parte, los mayores tienden a identificar múltiples citas y con ello a dar un sentido más redondo al planteamiento de la película.

Se ha reprochado a Shrek 2 que está lejos de las múltiples novedades que planteó su antecesora pero esto es natural con casi todas las secuelas. En todo caso, parte del disfrute de la segunda parte es la referencia al texto original que creó un mundo de irreverencia, de novedad respecto a las "normas" del relato infantil, que dio pie a una serie de cintas que ahora se permiten proponer una nueva visión de mundo para un público que hace mucho tiempo dejó de ser concebido desde la neutralidad, en la asepsia, en la fantasía rosa de quienes hace ya muchas décadas entendían a la niñez de una forma distinta y pretendieron vender una receta inamovible de generación en generación.

Por último, en la versión original las voces de los distintos personajes son un aspecto a tener en cuenta. Los registros, la oportunidad, los tonos de quienes participan con su oralidad detrás de los personajes son invaluables. Nuevamente están en los protagónicos Mike Myers, Eddie Murphy y Cameron Diaz como Shrek, El burro y Fiona. Pero ahora, además de los mencionados, la existencia de nuevos personajes ha dado oportunidad de un trabajo espléndido a Antonio Banderas, Julie Andrews, Jennifer Saunders y los muy británicos John Clesse y Rupert Everett, además de otras voces en sus propios personajes como las de Larry King o Joan Rivers.

Shrek 2 es, sin duda, una estupenda opción para un verano que se antoja más bien limitado en cuanto a propuestas interesantes en la cartelera.

Crítica de cine



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