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Sexualidad | Patricia Kelly

Los pies, una zona erógena



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Tus pies son anchos, moldeados más como misteriosos continentes que como pies. Amo tus pies. Sobre todo me gusta acariciar sus plantas, las dos, con la punta de mi pie. Tus pies siempre son cálidos. No sé qué milagrosa química ha podido producir u...

Miércoles 26 de mayo de 2004

Los pies, una zona erógena


"Tus pies son anchos, moldeados más como misteriosos continentes que como pies. Amo tus pies. Sobre todo me gusta acariciar sus plantas, las dos, con la punta de mi pie. Tus pies siempre son cálidos. No sé qué milagrosa química ha podido producir unos pies tan calientes. Qué maravillosa circulación. También adoro acurrucarme junto a ti y acariciar son cuidado tu entrepierna con los míos, y sostener tu cálido falo entre ellos".

(Marilyn Harris Kriegel. Cartas de amor ).

Los pies son quizá una de las partes más olvidadas de nuestro cuerpo. Muy pocos (as) se ocupan de ellos durante los encuentros amorosos. Son como el final de nosotros y a pesar de que nos sostienen todo el día y nos llevan por los más variados caminos, los tenemos olvidados.

Los pies son una zona erógena, es decir, una zona llena de terminaciones nerviosas que pueden provocarnos excitación y mucho placer, sin embargo, casi no se les presta la atención que merecen.



Los pies y la sabiduría oriental

Se les atribuye mal olor, asperezas. Los callos e incluso algunas deformaciones de los huesos los hacen ver, a ojos de muchos, como una zona antiestética.

Pero no, los pies tienen su encanto, tanto que en la antigua China se creó la reflexología podal que permite leer a través de los pies, el estado físico y emocional de una persona.

Según esta disciplina, en las plantas de los pies tenemos representados todos los órganos del cuerpo, así que maltratarlos es hacer daño a otras partes importantes de nuestro cuerpo.

Dicen los reflexólogos, por ejemplo, que en los pies tenemos seis meridianos, y en particular en el dedo gordo, corresponde al hígado y el bazo.

"El maltrato de los pies y la falta de conciencia de su estado provocan sensaciones de inseguridad y desarraigo".

En ese mismo país se creó el culto al pie pequeño que años más tarde desencadenó una serie de deformaciones consecuencia de vendarlos desde muy temprana edad para limitar su crecimiento y dejarlos entre 7 y 10 centímetros, lo que los hacía un objeto erótico por excelencia.

Dicen que esta tradición surgió aproximadamente en el siglo X y se prohibió casi hasta la tercera década del siglo XX.

"Los pies se perfumaban y se cubrían con botines de satén o seda bordada con suelas acolchonadas. A veces las mujeres se masturbaban frotándose los pies, y las lesbianas solían introducirse el dedo gordo del pie en sus vaginas.

"Los hombres gozaban de delicias podófilas tales como engullir el pie con la boca, morderlo, lamerlo, chuparlo y meter el pene entre los arcos del pie, ser masturbados con el pie de su compañera, lavarle los pies con té y beberlo, cortarle las uñas de los pies, colocar almendras entre los dedos y comerlas y felar su dedo gordo" (Chinese Foot Binding, Howard S. Levy).

Los chinos también afirman que "el envejecimiento de una persona comienza por las piernas y por los pies".



Inspiración de fetichistas

Cierto es que en Occidente descuidamos los pies, los encerramos con frecuencia en zapatos-ataúd que se convierten en auténticas cajas de tortura, pero un pie femenino puede llegar a ser motivo de culto para algunas personas.

El pie desnudo, con uñas pintadas enfundado en unas plataformas o zapatos con tiras pueden provocar atracción y deseo sexual. Una de las formas más frecuentes de fetichismo se manifiesta precisamente por su amor a los pies.

El Instituto Kinsey para la Investigación del Sexo, Género y Reproducción en Indiana, publicó en su Nuevo Informe Kinsey el caso de un consultante.

"Soy un hombre joven, mayor de 20 años. Desde que tenía nueve tengo el fetiche del pie, y siempre me han atraído intensamente los pies de las mujeres, y no entiendo por qué, y también me gusta especialmente el olor de los pies, y las medias, los calcetines y los zapatos humedecidos por la transpiración de los pies. Me masturbo todas las noches pensando en el olor fuerte de los pies, y estoy empezando a sentirme sumamente culpable por esta costumbre, que la mayoría de la gente consideraría una perversión. También tengo erecciones en lugares públicos y me siento avergonzado. Siempre fantaseo con una mujer, que me pasa los pies por la cara, usando medias sucias que ha usado varios días sin lavar".



Respuesta de los profesionales:

"Un tipo de fetichismo es el de centrarse en una parte del cuerpo o en un objeto inanimado como el método preferido o el único para lograr la excitación sexual.

"Los pies y su olor son fetiches comunes. Usted debería buscar ayuda profesional, si el interés por los pies femeninos domina su vida y sus relaciones, o si le causa angustia, culpabilidad, vergüenza o estrés. Si afecta su vida social, sus estudios o sus relaciones sociales y amorosas, la terapia podría ayudarlo".



Nuestra propuesta

No todos (as) los lectores (as) se sentirán identificados con los ejemplos antes citados, pero lo cierto es que los pies pueden convertirse en otra alternativa para el repertorio erótico.

Los pies pueden ser acariciados, besados y ser fuente de placer y bienestar. "Al igual que las manos, son como animalillos que tienen vida propia: sensibles, maliciosos, complejos", dice el doctor Gerard Leleu, en su libro Las Caricias .

En ese mismo texto comenta: "El empeine aprecia que las yemas lo rocen y las uñas lo recorran, dibujen rayas en la piel o se claven en él. Le encanta que la boca deposite besitos o se abalance con glotonería. Como en cualquier otra zona, la alternancia de sensaciones leves e intensas es lo que hace vibrar las cuerdas del placer. (?) La planta no soporta caricias superficiales, porque es muy sensible a las cosquillas. Sin embargo, acepta gustosa estímulos más fuertes: presión, incrustación, pellizco, grandes besos húmedos como las primeras gotas de un chaparrón de verano. Bajo el talón se encuentra el punto de acupuntura cuya excitación exalta la potencia sexual".

¿Qué le parecería un suave masaje en las plantas de los pies?, ¿cómo le caerían ahora unas caricias en los pies acompañadas por un rico aceite con esencia de naranja?. Qué tal si para apapachar y recuperar las sensaciones olvidadas de esta parte de nuestro cuerpo, hacemos una caminata descalzos (as) sobre el pasto o la arena.

Qué tal que se propone descubrir las sensaciones de cada uno de los dedos de sus pies, sí, como dicen los expertos en masajes, doblándolos suavemente hacia arriba y hacia abajo, haciéndolos girar uno a uno de un lado a otro; estirarlos con cuidado. O como leemos en el Kama Sutra , libro clave del erotismo en la India que cautivó al mundo: "Tocará cada uno de los dedos de los pies, pellízcará las puntas de las uñas".

Fax: 5424-0771.

patricia.kelly@eluniversal.com.mx



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