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Gurús del Management | Tom Peters

El mañana tiene nombre de mujer

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Aunque ya surge un mundo nuevo y fluido, nuestras jerarquías siguen siendo inspiradas y dominadas por los hombres. Hacemos reingeniería, pero nuestra forma de pensar sigue siendo inspirado por los hombres. Reconocemos los "derechos" de las mujeres...

Lunes 17 de mayo de 2004

El mañana tiene nombre de mujer


Aunque ya surge un mundo nuevo y fluido, nuestras jerarquías siguen siendo inspiradas y dominadas por los hombres. Hacemos reingeniería, pero nuestra forma de pensar sigue siendo inspirado por los hombres. Reconocemos los "derechos" de las mujeres, pero ignoramos su fortaleza. No conseguimos ver que la fuerza de las mujeres es más sutil que la de los hombres. Predicamos el valor de un nuevo tipo de empresa, mas olvidamos que quizá ellas sean las más adecuadas para dirigirlas.

Si tomamos en serio el papel central que tiene en esta economía su talento, será automática la conexión entre talento, liderazgo y mujeres.

El comienzo de un artículo en BusinessWeek lo dice todo: en términos de liderazgo, las mujeres mandan. Para ellas, el empowerment es más natural que las jerarquías. Ellas entienden las relaciones y las entablan con más facilidad que los hombres. Hay estudios que demuestran que una directiva eclipsa a sus colegas masculinos en casi todo lo que se mide.

Mis argumentos centrales en el tema son realmente sencillos...

1. Crece relevancia del talento.

2. La reserva de líderes no satisface las necesidades actuales.

3. Las mujeres son una fuente de talento y liderazgo increíblemente olvidada.

4. Ellas y ellos son diferentes.

5. La fortaleza de las mujeres satisface las necesidades de liderazgo de la nueva economía.

6. Ellas deben tomar un papel más importante en la solución del "problema del talento".

7. Urge acelerar su incorporación a las funciones de liderazgo.

He estudiado con interés el tema del género durante los últimos seis años y me sorprende lo aprendido. Hay montones de libros sobre el tema, pero la obra de Helen Fisher y Judy B. Rosener, El primer sexo: el talento natural de la mujer y cómo cambia al mundo, da poderosos argumentos sobre cómo el género se relaciona con el nuevo mundo del trabajo.

Es un hecho (¡maldita sea!) que ellos y ellas son diferentes (¡y mucho!) en cuanto a la percepción del mundo y cómo actuan en él. Según Fisher y Rosener, "las mujeres y los hombres poseen un cierto número de capacidades innatas diferentes. La tendencia actual sugiere que muchos sectores de la economía del siglo XXI necesitarán el talento natural de las mujeres... Ellas tienen talento para las palabras, leen señales no verbales, poseen paciencia y habilidad para hacer y pensar simultáneamente varias cosas... Se inclinan por la planeación a largo plazo, llegan a consensos y dirigen mediante equipos igualitarios".

Las autoras identifican las virtudes del liderazgo femenino: son interactivas y colaborativas. Mantienen relaciones fructíferas. Comparten la información. Ven la redistribución del poder como una victoria y no como una rendición.

A los hombres les gustan las reglas. Les gusta mandar y controlar. Les gustan las estructuras jerárquicas con todo e incertidumbres. Tales estructuras existen no sólo a causa de "necesidades organizativas", sino más bien a causa de que la jerarquía y el pensamiento masculino se ajustan como un guante. Y porque los hombres han dominado las organizaciones.

Pero todo eso ya cambia. Las "necesidades organizativas" de la nueva empresa riman cada vez más con la parte femenina del binomio hombre-mujer. Hay una diferencia en particular que ilustra la causa de que la nueva economía favorece a las mujeres. Aceptémoslo: las mujeres se preocupan mucho menos por el rango que los hombres, por eso es que son el futuro.

El autor es experto en gestión y se presentará en Expomanagement 2004 el 4 de junio. Su libro más reciente: Re-imagine!



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