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Galaxia editorial | Juan Domingo Argüelles*

Felipe Garrido y la lectura



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Recientemente, la publicación de un nuevo libro de ensayos de Felipe Garrido, Voces de la tierra: la lección de Rulfo (México, UNAM, 2003), ha coincidido con dos hechos importantes en la vida y la trayectoria intelectual de este escritor: su elecc...

Domingo 25 de abril de 2004


Felipe Garrido y la lectura

Recientemente, la publicación de un nuevo libro de ensayos de Felipe Garrido, Voces de la tierra: la lección de Rulfo (México, UNAM, 2003), ha coincidido con dos hechos importantes en la vida y la trayectoria intelectual de este escritor: su elección como académico de número de la Academia Mexicana de la Lengua, y un homenaje que le rindió la Universidad Nacional Autónoma de México con motivo de sus primeros 30 años de trabajo académico, creativo y de difusión cultural, en beneficio no únicamente de la universidad, sino en general de la cultura mexicana. Con este buen motivo, nosotros quisiéramos destacar su labor en el ámbito de la promoción y el fomento de la lectura.

Felipe Garrido nació en Guadalajara, Jalisco, en 1942. Estudió letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y, a lo largo de más de tres décadas, ha sido profesor de literatura, periodista cultural, editor, traductor, ensayista y cuentista. Ha trabajado en diversos proyectos editoriales en empresas privadas, la SEP, el Fondo de Cultura Económica, la UNAM y el Conaculta. Entre las colecciones que han estado a su cargo destacan SepSetentas, Biblioteca Joven y Libros del Rincón.

En su obra narrativa y ensayística sobresalen los libros Con canto no aprendido (1978), La urna y otras historias de amor (1983), Cosas de familia (1984), Garabatos en el agua (1985), Tierra con memoria y otros ensayos (1991), La musa y el garabato (1992), Historias de santos (1995) y Del llano (1995). Ha publicado, también, libros destinados al público infantil y juvenil, entre ellos Tajín y los siete truenos (1982), El coyote tonto (1997), Racataplán (1998) y Lección de piano (2002). Paralelamente a su labor práctica de promotor de la lectura, ha escrito trabajos teóricos al respecto, como Escritura y alfabetización (1986), Cómo leer (mejor) en voz alta (1989) y El buen lector se hace, no nace (1999).



No es lo mismo estudiar $ que leer

Felipe Garrido tiene una vasta experiencia en el tema de la lectura y, a lo largo de los años, ha venido defendiendo la necesidad de que la escuela no sólo desarrolle la lectura como una actividad obligatoria para el estudio, sino también como una práctica voluntaria donde lo que más importe sea el gusto de leer.

Todo el mundo lo sabe: así como no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, no es lo mismo estudiar que leer. Felipe Garrido lo explica: "Entiendo por estudio una actividad obligatoria, cuyo propósito es memorizar cierta información por el tiempo necesario para cubrir el trámite de un examen y que generalmente incluye una simulación de la lectura. Entiendo por lectura una actividad voluntaria, cuyo propósito es comprender, dar significado al texto por el gusto mismo de hacerlo pues sin comprensión no hay forma de mantener vivo el interés. Se puede ser lector de cualquier disciplina matemáticas lo mismo que historia o anatomía; había que dejar siempre un espacio para ser, al mismo tiempo, lector de literatura. Un buen lector es lector de cualquier materia y es, al mismo tiempo, siempre, lector de literatura. Porque lo que allí se explora es la experiencia de la vida; porque allí el lenguaje alcanza su más alta y compleja expresión, y el lenguaje es nuestro más entrañable y constante medio para construir nuestra propia conciencia; para expresarnos y comunicarnos, para conocer y transformar al mundo".

En esta distinción que lleva a cabo Garrido, delimitando perfectamente lo que es estudio (obligación) de lo que es lectura (placer), parecería que no hay modo de conciliar o complementar dichas prácticas. Sin embargo, el escritor y promotor de la lectura advierte la posibilidad de que, un día, estos contrarios se fundan, y esto ocurrirá "cuando todos estén formados como lectores, cuando leer signifique esforzarse por construir la comprensión del texto y se haga de manera voluntaria y cotidiana, por el gusto de hacerlo"; entonces, "dejará de simularse la lectura, y estudio y lectura serán, muchas veces, una misma actividad".

Para Felipe Garrido, leer poemas, cuentos y novelas no es perder el tiempo, sino ganarlo. Por todo ello, en uno de sus ensayos sobre la lectura, Alfabetización y lectura en el siglo XXI, el autor de La musa y el garabato puntualiza: "No es raro que en casa, y también en la escuela, se persiga a los lectores de literatura; que se les recomiende o exija aprovechar su tiempo en ocupaciones más útiles. No nos dejemos impresionar por los enemigos casi siempre porque no fueron bien educados, porque no la conocen de la literatura: aquellos que creen que leer poemas, cuentos y novelas es una forma de perder el tiempo. Como ya lo dije, sólo un buen lector de literatura será un buen lector de todo lo demás. Tener esto claro es importantísimo en nuestro tiempo, porque hay una gran batalla que se está libando en torno a la lectura y la escritura, y de su resultado dependerá, en enorme medida, lo que será nuestro porvenir en el siglo XXI".

*Escritor



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