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Agenda Alternativa | Javier Lozano

El Senado y sus pluris (Tercera parte)



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Es hora de revisar cómo es que llegamos al asombroso e inútil número de 128 legisladores que hoy componen el Senado de la República. Es una historia de horror. Desde 1824, cuando nace el Senado de la Republica con la primera carta constitucional d...

Lunes 08 de marzo de 2004

El Senado y sus pluris (Tercera parte)


Una cuarta parte de los senadores no fueron electos por la gente ni representan a entidad federativa alguna. Son enviados por sus partidos políticos para manejar el Senado más no para consolidar el pacto federal
Es hora de revisar cómo es que llegamos al asombroso e inútil número de 128 legisladores que hoy componen el Senado de la República. Es una historia de horror. Desde 1824, cuando nace el Senado de la Republica con la primera carta constitucional del México independiente, se tuvo como intención el que los estados tuvieran una legítima representación en el seno del Poder Legislativo. De hecho, más allá de las características propias de cada entidad federativa, se buscó un principio de igualdad en el que todas ellas tuvieren la misma participación y representación en la cámara, pues de lo que se trataba era de preservar el pacto federal.

Así fue recogido más tarde en la Constitución de 1957 y en la vigente de 1917, en la cual quedó establecido que "la Cámara de Senadores se compondrá de dos miembros por cada estado y dos por el Distrito Federal". De hecho, en algún momento de nuestra historia parlamentaria, los senadores fueron designados por los respectivos congresos estatales, pues se trataba de que defendieran los mejores intereses de la entidad ante la federación.

El problema comienza con la reforma constitucional del 3 de septiembre de 1993 pues el número de legisladores pasa de 64 a 128 senadores. Esto es, se eleva de dos a cuatro el número de legisladores por cada estado y por el Distrito Federal. De ellos, tres se elegían por el principio de mayoría relativa y el cuarto le era asignado a la llamada primera minoría.

Así, el partido ganador enviaba a sus dos candidatos al Senado y el partido perdedor, el del segundo lugar, también tenía derecho a poner a su primer candidato como senador. En entidades como Puebla, por ejemplo, donde a nivel estatal no hay en realidad más que el PRI y el PAN, ya se sabía que el candidato que apareciera en el primer lugar de la fórmula de su partido tenía asegurada su curul en el Senado. Así de fácil.

Hasta ahí la crítica estriba en que duplicamos innecesariamente el número de senadores y creamos una representatividad plural en una cámara que nada tendría que ver con equilibrios entre partidos políticos sino con la defensa estricta de los intereses de los estados ante la federación. Lo grave, empero, vendría poco después.

En efecto. Hoy seguimos teniendo 128 senadores pero la composición ha cambiado y de manera dramática. Una enmienda más al texto del artículo 56 de la Constitución, de fecha 22 de agosto de 1996, misma que formó parte de una reforma integral que se hizo famosa por haber eliminado la cláusula de gobernabilidad en la cámara de diputados; por haber incorporado al Tribunal Federal Electoral al Poder Judicial de la Federación; por haber suprimido toda participación del gobierno en el Instituto Federal Electoral; y por haber consolidado el régimen democrático para el Distrito Federal, metió una "bola rápida" que borró la auténtica representación de los estados ante el pacto federal.

Y es que según el texto vigente del artículo 56 constitucional, se llega al número de 128 senadores de la siguiente manera: dos para el partido político del estado de la República que gane la elección; uno más para el partido político que quede en segundo lugar (primera minoría), con lo cual llegamos a 96 legisladores, y 32 senadores más que se eligen por el principio de representación proporcional mediante un absurdo, incongruente y ofensivo mecanismo de listas nacionales.

Con este mecanismo, el partido político que quede en segundo lugar asegura su entrada al Senado. Peor aún, la cuarta parte del total de senadores que componen esa cámara no representan a ninguno de los estados sino que llegan a su curul por aparecer en una lista única que decide, a su entero juicio, cada partido político. Hay gente respetable entre ellos pero, curiosa o perversamente, destacan en el grupo de estos 32 senadores algunos que profesan lealtad a su partido político pero no hacia entidad federativa o electorado alguno, pues a nadie representan. Unos lideran el Senado; otros se aprovechan del tráfico de influencias; varios detienen las reformas estructurales y muchos más se han erigido en algo cercano al Supremo Poder Conservador.

Sólo recuérdese que en la lista de la "Alianza por el Cambio" entraron Diego Fernández de Cevallos (coordinador parlamentario del PAN), Carlos Medina Plascencia, el Niño Verde (cuarto lugar de esa lista conformada entre el PAN y el PVEM), Fauzi Hamdan y Gloria Lavara, entre otros. Por el PRI, entraron Enrique Jackson (coordinador parlamentario y Presidente del Senado), Joel Ayala (líder de los burócratas), Humberto Roque, Ricardo Aldana (tesorero del sindicato de petroleros) y Manuel Bartlett. Y, del PRD, también su coordinador parlamentario, Jesús Ortega, llegó al Senado por estar en la lista.

Como para que esto se remedie tiene que cambiar la Constitución. Y para que ello ocurra lo tienen que votar favorablemente las dos terceras partes del Senado, o sea los beneficiarios. Bonito federalismo.



Posdata

¿Sabía usted que de las 397 áreas locales que hay en el país sólo se han abierto a la competencia para el servicio telefónico de larga distancia 198 de ellas? Sí, en todas las demás el único que puede prestar ese servicio es Telmex. Hay un programa de apertura y éste se interrumpió. Ah, y en las áreas en las que ya hay competencia, ésta no existe para las llamadas por cobrar y para marcar a números 900, servicios que también han quedado en exclusiva a Telmex.

¿Ya ven por qué el presidente de Cofetel no ha publicado informe de labores alguno?

Presidente del Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones, A.C.

javierlozano@jlamx.com / www.idet.org.mx



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