aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Agenda Alternativa | Javier Lozano



COLUMNAS ANTERIORES


Lunes 04 de agosto de 2003

La sorpresa

Ahora resulta que le sorprende al presidente Fox el mal que ha causado el IEPS en la industria de la televisión de paga y, entonces, decide eliminarlo. Lo hace tarde, por la libre y además el IEPS sigue discriminando a otras industrias


Decíamos la semana pasada que, una vez más, la decisión del presidente Fox por exentar a la industria de la televisión de paga del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) había llegado tarde y mal.

Y es que se quiere hacer pasar como sorpresa para el Ejecutivo Federal lo que, en su momento y a mil voces se le repitió a él, a la Secretaría de Hacienda y, sobre todo, al Congreso. La advertencia vino desde el primer día en que se conoció de la determinación de crear este absurdo impuesto en un sector cuya demanda y crecimiento había que estimular y no frenar.

Nada más hay que recordar que el origen de este gravamen fue tan oscuro que, entonces, no se identificaba a un legislador o funcionario federal con poderes suficientes para llevar una interlocución adecuada con la industria. Esta recurrió a todo tipo de formas para hacer llegar al mensaje de quien preparaba la redacción del bodrio que fue aquella pieza legislativa que tuvo que ser recompuesta en la cámara revisora (Senado) y cuyo producto final fue igualmente mal ejecutado.

Había sido paradójico que apenas unos días antes (13 de diciembre del 2001) el propio Secretario Pedro Cerisola había destacado la importancia del las telecomunicaciones para el país al presentar el programa sectorial correspondiente para este sexenio y, desde otra dependencia del mismo Ejecutivo Federal (Secretaría de Hacienda), o al menos con su bendición, se estuviera cocinando una iniciativa que traería efectos nocivos en lo inmediato.

Concretamente para el caso del subsector de la televisión restringida, que abarca a la televisión por cable, a la de televisión satelital y a la de televisión vía microondas (MMDS), se advirtió desde esa primera oportunidad que el IEPS que se proponía tendría un severo impacto para el mismo aunque, claro está, dichos argumentos resultaron ser como misivas dentro de una botella que se arroja al océano con la esperanza de que su destinatario algún día se tropiece con ella en una lejana playa.

El primero de los razonamientos para evitar la imposición del gravamen tenía que ver con la piratería misma que se ha convertido en una auténtica industria paralela. Se calcula que, al menos y en un escenario conservador, por cada suscriptor de televisión de cable en el país existe otro que recibe el servicio "por la libre".

Podrá imaginarse el lector que esa misma evasión comercial de no contar con una concesión del gobierno para explotar servicios de televisión de paga tiene un efecto igualmente grave para las arcas nacionales pues, obviamente, ni quien ofrece el servicio ni quien lo recibe pagan sus respectivos impuestos. Y qué decir de los titulares de los derechos autorales sobre los programas que se transmiten y de los derechos del propio consumidor cuando enfrenta algún problema con su supuesto prestador de servicios. Eso, todo eso, se sabía al momento de crearse el IEPS. La Canieti se cansó de publicar desplegados junto con la Canitec y con las demás asociaciones y empresas que agrupan los intereses de esta industria. Nada.

Otro elemento que entonces se introdujo en la discusión fue el de la innovación tecnológica para la televisión de paga. Se dijo repetidamente que la televisión restringida era mucho más que entretenimiento o un lujo para las familias. Se explicó que la convergencia de tecnologías y servicios encontraría en esas redes un auténtico y novedoso vehículo para la oferta de una canasta de aplicaciones diversas como lo es el de Internet o hasta el de telefonía. Todo en una sola red. Tampoco les importó.

Se dijo, en fin, que la creación del IEPS no sólo sería una pesada losa para la industria sino que tampoco resolvería el hoyo fiscal que se intentaba tapar. Y tal cual sucedió. Según el Informe sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública 2002, dado a conocer por Hacienda, de los 3 mil 830 millones de pesos que se tenían previstos por concepto de IEPS en telecomunicaciones para ese ejercicio fiscal, sólo se recaudaron mil 254.9 millones de pesos, es decir, poco menos del 33% de lo programado.

Ah, pero ahora que le llueven al Presidente las malas noticias sobre la marcha de la economía en cuanto a empleo y crecimiento se refiere, se apresta a remediar la situación anunciando la eliminación del IEPS para la industria de la televisión de paga. Lo hace cual si fuera toda una sorpresa para él el diagnóstico que se le ha ofrecido del nulo crecimiento de una industria que solía hacerlo a tasas promedio del 12% y del infame avance la piratería en dicha actividad.

El problema aquí más allá de reconocerle al Presidente el que más vale corregir que necear es que recurre indebidamente y una vez más al expediente del artículo 39 del Código Fiscal de la Federación para exentar a la industria de televisión de restringida del IEPS. Ya lo hizo con la telefonía celular para eximir a quienes consumen menos de 350 pesos al mes en el esquema de contrato de pospago. Y ya lo hizo también con el asunto de los edulcorantes distintos al azúcar de caña, y así le fue.

Ya veremos la próxima semana el detalle de esto y, también, nos referiremos a la discriminación que sigue prevaleciendo en otras industrias igualmente relevantes como la de trunking. Por lo pronto, que no se nos diga que con la eliminación del impuesto para la televisión de paga se está "poniendo a México al día y a la vanguardia". Sabían lo que iba a ocurrir y no les importó. Ahora, al menos, si van a corregir, háganlo bien.

* El autor es Presidente del Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones, A.C.

javierlozano@jlamx.com



PUBLICIDAD.