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Cinecrítica | Tomás Pérez Turrent



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Lunes 13 de diciembre de 1999

Tomás Pérez Turrent

Homenaje a los guionistas mexicanos


En el mes de julio de este año, Philippe Jalladeau, director del festival de Nantes, decidió armar un homenaje a los guionistas mexicanos, idea que ya acariciaba desde dos meses antes, durante el festival de Cannes. Jalladeau señalaba la importancia que han tenido los guionistas en México para el desarrollo del cine nacional como medio de expresión y como industria. Lo mismo ha sucedido con los guionistas en Argentina. En ambos cines el guionista ha tenido una evidente importancia, lo que no ha ocurrido en la otra cinematografía tradicionalmente fuerte del subcontinente, la del Brasil, donde el guionista como tal no ha tenido la misma importancia. Podría decirse incluso que no existe el guionista como tal: siempre ha sido el realizador el personaje importante incluso como guionista, puesto que la necesidad lo ha habilitado como tal. Es decir, el guionista es el realizador y sólo escribe por lo general sus propias películas no las de terceros. En Argentina y en México existe pues la tradición del guionista, en Brasil no.

En el mes de julio ya las cosas estaban más claras y definidas. Se trataba de seleccionar una serie de películas pertenecientes a guionistas importantes en México, desde los años de las primeras películas sonoras, es decir a partir de 1931. La selección naturalmente estaría limitada por la existencia de copias y su disponibilidad.

Desde la época preindustrial (los años 30), aparecen dos tipos de escritor cinematográfico, el guionista-guionista y el que escribe con el objetivo de realizar sus películas y a veces también para terceras personas. En el primer grupo, los guionistas-guionistas, el más brillante es sin duda Mauricio Magdaleno (1906-1986), figura importante del teatro de vanguardia, fundador del Teatro del Ahora, autor de varias novelas y relatos. Su debut en el cine no podía haber sido mejor: su amigo Juan Bustillo Oro deseaba debutar en el cine sonoro y eligió para ello un relato que Magdaleno había publicado en un periódico español en 1927. La adaptación para el cine la hizo el propio Magdaleno junto con su amigo Bustillo Oro pero el productor prefirió a otro cineasta más experimentado, Fernando de Fuentes. Se trata de El compadre Mendoza (1933) y constituye el primer gran clásico del cine mexicano. Tuvo gran éxito pero pronto fue olvidada hasta que, en los años 60, el historiador francés George Sadoul la consideró como uno de los grandes logros del cine mexicano en el importante periodo 1932-1952. Desde entonces no ha cesado de ser vista y estudiada. Es, en efecto, una obra fundamental tanto por su autenticidad como por la riqueza de las visiones propuestas por el guión y la precisión de su puesta en escena.

Luego de 10 años consagrados al teatro y a la literatura, Magdaleno regresó al lado de Emilio "El Indio" Fernández con el cual trabajaría durante largo tiempo. Es con los guiones de Magdaleno con los que Fernández conoce sus mejores logros: se hablaba entonces del equipo Magdaleno-Fernández-Figueroa. A lo largo de 18 años escribió para el "Indio" 21 películas, entre las cuales están las mejores: Flor Silvestre , María Candelaria , Las abandonadas , Bugambilia , Salón México , Víctimas del pecado y naturalmente su obra maestra Pueblerina (1949). La sinceridad de Fernández se combinaba con la solidez de Magdaleno, la precisión de su narración y su sentido dramático, aún en las obras fallidas y repetitivas. Magdaleno trabajo también para otros cineastas conocidos, Bracho, Gavaldón, Martínez Solares, etcétera. También fue él quien escribió el guión de la primera película filmada por Buñuel en México, la muy fallida Gran Casino (guión muy fallido) y realizó cuatro filmes cuyos guiones naturalmente él había escrito. No era su vocación, Magdaleno es el arquetipo del guionistaguionista.

Mauricio Magdaleno, como fundador de la tradición del guionismo mexicano, encabezó pues la muestra de 15 películas presentada en el festival de Nantes en su 21 edición con Pueblerina realizada por Emilio Fernández (1949). Las restantes, por orden de antigüedad fueron: La otra de José Revueltas (sobre un relato de Rian James) realizada por Roberto Gavaldón en 1946, Nosotros los pobres de Pedro de Urdimalas por Ismael Rodríguez (1947), Una familia de tantas de Alejandro Galindo realizada por él mismo (1948), Sensualidad de Alvaro Custodio realizada por Alberto Gout (1950), El brazo fuerte de Juan de la Cabada realizada por Giovanni Korporal (1958), Macario de Emilio Carballido (sobre una novela de Bruno Traven) realizada por Roberto Gavaldón (1959), Los hermanos del hierro de Ricardo Garibay realizada por Ismael Rodríguez, El gangster de Luis y Janet Alcoriza realizada por Luis Alcoriza (1964), Canoa de Tomás Pérez Turrent realizada por Felipe Cazals (1975), Mariana Mariana de Vicente Leñero realizada por Alberto Isaac (1986), Mentiras piadosas de Paz Alicia Garcíadiego realizada por Arturo Ripstein (1988), Danzón de Beatriz Novaro realizada por María Novaro (1990), La mujer de Benjamín de Ignacio Ortiz realizada por Carlos Carrera (1990).

Algunas de estas películas eran ya conocidas en Nantes (Una familia de Tantas , Pueblerina , Sensualidad , Simón del deseirto ), las restantes eran completamente inéditas. Las copias presentadas eran aceptables y en algún caso muy buenas pero no faltaron los pelos en la sopa, Macario era una copia en 16 mm casi invisible que se rompió varias veces hasta que la proyección se tuvo que suspender, Canoa era una copia muy rayada siendo que existen copias excelentes del negativo restaurado y remasterizado. La razón de quienes enviaron la mala copia es que era la única subtitulada al francés. Quien esto escribe prefirió salirse y regresar al final para intercambiar ideas con el público que llenaba la sala.

A participar en el festival fuimos invitados Emilio Carballido que sufrió el desaguisado de Macario Paz Alicia Garcíadiego, Beatriz Novaro, Ignacio Ortiz y un servidor, todos, salvo Garcíadiego que regresó a México antes, participamos en una mesa redonda sobre los problemas y las posibilidades del guión en el cine mexicano de hoy, "Rencontre avec les scénaristes mexicains": Le Scénario en Amerique Latine: le cas mexicain (El guión en América Latina: el caso mexicano), el debate fue muy bien llevado por Christian Boudier, hasta hace dos años Attaché audiovisual de la embajada de Francia en México, la mesa redonda fue muy animada, rebasando las dos horas programadas y con la participación del público asistente.

Se habló del guión latinoamericano en general y del mexicano en particular, sus resortes, sus relaciones con la literatura (la famosa literatura del boom), la magia, la tradición popular, el realismo social, la existencia de la censura (el caso muy reciente, vergonzoso y todavía no terminado a pesar del optimismo reinante de La ley de Herodes ), el aplastamiento de los cines nacionales por la aplanadora hollywoodiana en nombre de la "libertad del mercado", que en esos mismos días se discutía con la nefasta OMC (especie de Oficina de las Colonias) en medio de un creciente espíritu de revuelta. Se tocó naturalmente la necesidad de ser conscientes de que el cine no es una mercancía para que su destino quede en manos de la burocracia y tecnocracia financiera cuya bandera es ls supresión de toda política de apoyo al cine de cada país y tomando como bandera la "excepción cultural", es decir, la cultura no puede ser tomada como una mera mercancía.

Todo esto quedó entre las conclusiones de un festival hoy amenazado al que habrá que referirse en otra ocasión, cuya vocación en 21 años ha sido precisamente la diversidad y la necesidad de conocer el cine de todas las regiones del mundo, sin que esta idea sea solo una barrera a la producción dominante.



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