Lunes 10 de junio de 2002
Los días vuelan y yo también. El jueves viajé a Guadalajara invitado por la universidad para dar una conferencia. Buena asistencia de público hubo. Aproveché mi presencia en esa ciudad que quiero mucho para dar por terminada una escultura de cuatro metros de alto que me encargó Paco Barreda. A las ocho de la noche regresé a México, porque al día siguiente ya tenía agendada varias actividades. Vuelo nocturno en Aeroméxico, muy apacible, a pesar de que al abordar el avión se desató un aguacero que no provocó problemas durante el trayecto. Al llegar a México sí sentí fatiga debido al cambio de altura.
En los días que precedieron al viaje fui entrevistado en mi casa para el programa People and Arts de proyección internacional. A ésta siguieron otras también de larga duración. Para Argentina, también televisión, fui entrevistado por Mario Odone, que además de escritor es diplomático y siquiatra.
Para la revista Quién dialogué largamente con mi tocayo de apellido Marco Cuevas. A ésta siguió una entrevista con Jorge Luis Berdeja que será publicada en el suplemento "Dos puntos" que aparece semanalmente en el diario Reforma . El martes 28 de mayo estuve en el Foro 6 de los estudios Churubusco, filmando (porque no fue video) un programa sobre la ciudad de México que difundirá el canal 4.
Este 2002 el Museo José Luis Cuevas cumple diez años de haberse inaugurado. Habrá varios eventos que culminarán con una exposición dedicada a los diez artistas que iniciaron "la ruptura" a mediados de los 50. Arrancó el festejo con pinturas de Fernando García Ponce y siguió con una exposición de cien obras sobre papel de Vicente Rojo. A ésta seguirá la muestra de "los diez" y culminará con una exposición individual de Manuel Felguérez. Se está editando un catálogo conmemorativo para el que han escrito ensayos Raquel Tibol y Juan García Ponce, que hoy han llegado a mis manos. Espléndidos ambos. Para el catálogo de Vicente Rojo escribí lo siguiente: "Vicente Rojo y yo nos encontramos en París el año de 1980. Lo visité en su estudio donde trabajaba en cuadros de gran formato. Después nos fuimos a recorrer el cementerio del Pere Lachaise y al mediodía almorzamos en una brasserie donde conversamos sobre literatura y pintura. Han pasado desde entonces muchos años. Nuestra amistad se inició a mediados de la década de los 50. Éramos muy jóvenes entonces, pero ese encuentro fue fundamental para el cambio del arte en México. A él y a Fernando Benítez debo haberme iniciado en el periodismo cultural. Por la generosidad de ambos, se me abrieron las puertas del más importante suplemento cultural. A Fernando entregué mi primer artículo que lo publicó de inmediato. A éste siguieron muchos otros y casi siempre ocupé la primera página de tan importante semanario. Vicente era el responsable de la diagramación, habiendo sustituido a Miguel Prieto, que fue su maestro en el diseño gráfico. Su pintura la conocí en la galería Proteo donde expuso por primera vez. Tengo muy presentes sus cuadros figurativos que denotaban sus raíces catalanas. Los asocié a las vírgenes catalanas del Museo Marés de Barcelona que había conocido en un libro que me regaló mi abuela Felicia, que nació en Blanes en la Costa Brava.
"El periodo figurativo de Rojo duró poco, o por lo menos ya no vi más cuadros de esa tendencia. Sin embargo sus dotes de dibujante se manifestaban en esa su afición por dibujar gatos. Recuerdo que continuando mi sejour en París y habiendo Vicente ya regresado a México, le envié algunas cartas con felinos como homenaje a mi amigo.
"Vicente Rojo, ya ubicado en la abstracción, pintaba grandes series, de temas diversos. En alguna ocasión le dije: `Si alguna vez incursionara en el abstraccionismo, haría cuadros como los tuyos.` Correspondiendo el cumplido me contestó: `Si yo volviera a la figuración, me gustaría dibujar como tú.`
"Dentro de la amplia producción de Rojo, que abarca pinturas, grabados en técnicas diversas, esculturas, cerámicas, ilustraciones, escenografías, etcétera, sus obras en pequeño formato siempre me han fascinado. Son trabajos hechos en cartón o papel que como él mismo lo ha dicho, son evocaciones de su infancia en su natal Barcelona. Parte de este material se expone ahora en el Museo José Luis Cuevas. Se trata de pequeñas obras maestras, lúdicas y encantadoras. La emoción que me producen es similar a la que me produjo cuando por primera vez vi las acuarelas de Paul Klee en una de las salas de la galería Phillips de Washington.
"Este año de 2002, Vicente Rojo expone por segunda vez en el museo que lleva mi nombre. Me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si Vicente Rojo y Fernando Benítez no me hubieran publicado los artículos en el suplemento México en la Cultura ? Quizá el cambio hubiera dilatado mucho tiempo en darse."
El libro que se está imprimiendo sobre la "generación de la ruptura" estará dedicado a la memoria de Bertha Cuevas.


