Domingo 21 de noviembre de 1999
Sera el fin del siglo y el principio del nuevo milenio. Miles de familias de mexicanos y mexicano-americanos estaran encantados de cruzar la lmnea temporal junto a sus familiares en Mixico. Bien: entonces deberan depositar, en tarjeta de cridito o en (ojala) efectivo, algunas centenas de dslares por su automsvil. Como garantma de que el vehmculo no se quedara en Mixico. 400,600,800 dslares por unidad; dependiendo del aqo de fabricacisn. Por cada 2 mil vehmculos, ingresaran a las arcas del gobierno federal alrededor de un millsn de dslares. La mayorma tendra que devolverse; pero no necesariamente todo el dinero.
Es la modernizacisn hacendaria y burocratica de aquel grito policiaco de placa tejana; lana cercana. Los paisanos van a llegar a Mixico; deben cooperar. Antes debman cooperar con los agentes de la policma aduanal, los de migracisn, de la Federal de Caminos, de la Judicial Federal, de la judicial estatal, de la Federal de Seguridad. Ahora deben cooperar con Hacienda y sus esfuerzos para impedir que los vehmculos se queden en Mixico, en forma irregular y afectando a la industria nacional de automsviles y de autopartes. Es nada mas un depssito (no un cargo ni un impuesto), el cual debera ser regresado cuando el vehmculo se interne nuevamente en Estados Unidos. Pura transparencia, modernidad. Estamos, otra vez, en la ruta del engaqo.
Si usted me prests 2 millares de centenarios, no querra le devuelva nada mas 1999 monedas de oro. Conste: el fin del siglo y el principio del nuevo milenio se dara el 31 de diciembre del aqo 2000 y el 1 de enero del aqo 2001. Pero para que discutir con millones y millones de personas: se inicia el aqo 2000, dicen, y hay que celebrarlo. Aunque sea sobre la base de la mentira del fin del siglo y el principio del nuevo milenio en el aqo 2000 y no en el 2001. Igual: decenas de miles de mexicanos en Estados Unidos y de mexicano-americanos habman pensado cruzar esa lmnea imaginaria en Mixico. Pero frente a las acciones del gobierno mexicano, los paisanos la estan pensando tres veces. Se sienten ofendidos, lastimados; con razsn. Y esto tendra repercusiones en decenas de miles de familias mexicanas, en cientos de pueblos y ciudades en todo Mixico. Porque los paisanos no solamente envman 5 mil millones de dslares por aqo o mas a nuestro pams (en dinero lmquido, efectivo). Su visita de fin de aqo o en vacaciones representa para los pueblos no sslo la presencia fmsica, sino tambiin dinero y regalos para la familias; y sobre todo la construccisn de relaciones entre pueblos y ciudades de Mixico con comunidades en Estados Unidos, las cuales representan inversiones productivas indispensables para la vida de nuestra gente (agua, luz) en Oaxaca, Zacatecas, Puebla, Durango, Veracruz y casi todos los estados de la Repzblica.
Pero de eso, que va a saber el jubilado (parcialmente, pero en forma muy legal, por Nacional Financiera: un poquito mas de un millsn de pesos anuales) secretario de Hacienda, el tamaulipeco y tabasqueqo Josi Angel Gurrma. Para el jubilado millonario y hoy ofendido funcionario, lo importante es que llegue dinero a las arcas del gobierno y se proteja a la industria nacional. Y los paisanos depositen dinero, dinero, lmquido, en las arcas gubernamentales. Deben cooperar con los esfuerzos del jubilado millonario y ofendido secretario de Hacienda para impedir se lastime mas a la industria nacional.
A casi nadie se le ocurre hacer una elemental pregunta; esta medida administrativa del jubilado millonario se relaciona con la vida de comunidades enteras en Mixico y Estados Unidos. ?Esta medida fue discutida en el Congreso mexicano? ?Los diputados y senadores escucharon a los representantes de las comunidades afectadas y presentaron iniciativas de ley y, luego, las votaron? ?O es nada mas una medida burocratica, dictada por el jubilado millonario (tabasqueqo y tamaulipeco, el candidato ideal de los Hank), para que ingrese algzn dinero lmquido a los bolsillos gubernamentales en tiempos del doctor Zedillo. Asm las cosas, resulta lsgico, comprensible, que los mexicanos en Estados Unidos y los mexicano-americanos prefieran pasar sus vacaciones en cualquier lado. Y no engordar el bolsillo del gobierno mexicano.


