Lunes 23 de julio de 2001
La ética como medicina contra la corrupción
Los parientes incómodos de Francisco Gil Díaz
Negligencia, descrédito y complicidad en Aduanas
Para los mexicanos se ha vuelto noticia cotidiana la información que da cuenta sobre actos de corrupción en los gobiernos, en las empresas y en las organizaciones sociales. Así, lo mismo se simulan compras y servicios en la oficina administrativa de la Presidencia de la República, se denuncian desvíos de recursos en la Policía Federal Preventiva, se investigan irregularidades por cientos de millones de dólares en Pemex-Refinación, se persigue a empresarios (Xavier Autrey Maza y Alonso Ancira) por defraudar al fisco, se encarcela a banqueros por ladrones o se investiga a líderes sindicales por corruptos. Ante ello, Vicente Fox y su contralor Francisco Barrio han declarado hasta el hartazgo que atacarán la corrupción "hasta sus últimas consecuencias", pero hasta ahora no han explicado cuál receta utilizarán para combatirla de origen y, sobre todo, en forma preventiva. Al estudiar los esquemas de control instrumentados por las autoridades de Estados Unidos y de Canadá encontramos que su lucha la han centrado en evitar las desviaciones presupuestales y económicas en el gobierno, mediante el establecimiento de estatutos y procedimientos que permiten al servidor público tener parámetros eficientes y adecuados para cada actividad.
Hay que destacar que en México la Secretaría de Educación Pública incluyó en el programa de estudios de la primaria, en coordinación con el Instituto Federal Electoral, una asignatura de "educación cívica y ética" que, a modo de ver de algunos, representa la mejor medicina en contra de la corrupción.
La ética corporativa se entiende como políticas y normas establecidas en una organización para asegurar ciertas clases de comportamientos de sus miembros; pero la ética individual se integra con los principios morales, valores y normas de conducta adquiridos individualmente y con base en la experiencia de una persona.
Así, el zar anticorrupción Francisco Barrio ha declarado que la corrupción está tan arraigada en México y le causa tanto daño a la sociedad, que representa más de 10% del Producto Interno Bruto, de ahí la necesidad de instaurar el servicio profesional de carrera para el gobierno federal, que a largo plazo será benéfico para el país y permitirá alejar a esos elementos nocivos que cada sexenio arriban al gobierno, de cualquier color, en busca de un buen hueso que roer.
Y ya que hablamos de los beneficios que obtienen los servidores públicos y sus familias cuando desempeñan importantes cargos en el gobierno, tal vez alguien pueda explicar lo que ocurre en la Secretaría de Hacienda y en la Coordinación General de Aduanas, en donde hay un tufo de nepotismo, corrupción y favoritismo en beneficios de parientes y amigos, al más puro estilo del salinismo.
Por ejemplo, el secretario Francisco Gil Díaz, quien siempre ha estado vinculado a las actividades hacendarias y fiscales, tiene varios familiares que por herencia mantienen patentes aduanales, actividad privada que está estrechamente vinculada con las aduanas. Así, el agente aduanal Óscar José Fernández Padilla, con patente número 3608, que despacha en la aduana de Nuevo Laredo y con autorización para operar en otras aduanas del país, es cuñado de Gil Díaz.
El agente aduanal Rodolfo Ignacio Gil y Gil, con patente número 3122, que despacha en la aduana de Guadalajara y cuenta con autorización para operar en todo el país, es primo hermano de Gil Díaz.
Otra agente aduanal, María Cristina Gil del Rincón, con la patente número 1328 con sede en Guadalajara, Jalisco, es sobrina de Gil Díaz e hija de su primo hermano Rodolfo Ignacio Gil.
El agente aduanal Guillermo Gil González, con la patente 3426 y que despacha en la aduana de Guadalajara, con autorización para operar en todo el país, es sobrino de Gil Díaz e hijo de Guillermo Gil.
Otros dos agentes aduanales, los hermanos Juan Ramón y Ricardo Zaragoza Ambrosi, con las patentes 3079 y 3139, respectivamente, despachan en la aduana de Nuevo Laredo y, curiosamente, son cuñados de José Guzmán Montalvo, nuevo administrador general de Aduanas en la era de la honestidad foxista.
Del agente aduanal Rafael Montalvo Sánchez Mejorada, patente 3312, dicen que desde que su primo Guzmán Montalvo asumió la máxima responsabilidad en la Administración General de Aduanas él se cree el dueño de la aduana del aeropuerto de la ciudad de México, al igual que su hermana Luz María del Carmen Montalvo lo hace en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Otro primo de Guzmán Montalvo, Augusto Azael Pérez Azcárraga, ha hecho carrera en Aduanas. Primero despachaba como administrador de la aduana de Ciudad Hidalgo, allá en Chiapas; después le consiguieron una beca para irse a estudiar cuestiones aduanales a Francia, de donde regresó muy preparado para convertirse en administrador de la Aduana de Nogales, Sonora, y ahora con la asunción de su primo se encarga de la aduana interior de México en Pantaco.
Otro primo, Roberto Montalvo Riancho, es el administrador de la aduana de Ciudad del Carmen, en Campeche.
Así, la Administración General de Aduanas, dependiente del Servicio de Administración Tributaria (SAT), sigue sumida en la negligencia, el descrédito y la complicidad que exige la corrupción. Un claro ejemplo es lo que sucede en la Aduana del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el cual desde el inicio de la administración foxista ha pasado del escándalo al abandono, pues en apenas ocho meses ya cambiaron a dos administradores: Gerardo Guatirrojo y Pedro Pablo Treviño.
Al día de hoy se perfila como próximo administrador de ese importante servicio en el aeropuerto José Antonio Cuéllar Levarte, quien ya presume ser uno de los pocos empleados aduanales que logró pasar la prueba del polígrafo a la que han sido sometidos los funcionarios del SAT. Sin embargo, como gente de confianza que fue de Guatirrojo, hay quien dice que éste aún le da órdenes a Cuéllar, lo que ya causó preocupación entre algunos empleados por aquello de complicidades entendidas.
En la aduana del interior de la ciudad de México en Pantaco despacha Augusto Azael Pérez Azcárraga, quien presume su parentesco con el administrador general de Aduanas y también con el dueño de Televisa. Un dato importante proveniente de Estados Unidos asegura que la embajada de ese país en México sigue la investigación de un cargamento de armas que, supuestamente, habría cruzado nuestras fronteras por la aduana de Nogales, justo en la época en que Azael Pérez era allí el administrador. Otro personaje a investigar es Juan Carlos López Rodríguez, administrador central de Investigación del Fraude Aduanero, quien es miembro del grupo que se conoce como "Tampico Power", cuyo liderazgo se le atribuye al mismo José Guzmán Montalvo. En 1997 López Rodríguez era titular del área de modernización aduanera, función que quedó pendiente porque el sistema aduanero mexicano está en lamentables condiciones y ahora es urgente una cirugía mayor con miras a lograr la simplificación y agilidad en el despacho de mercancías, actividades que no ha podido cumplir el famoso "Tampico Power".
1. ¿Recuerda usted aquel fiscal antidrogas llamado José Luis Santiago Vasconcelos que por su buen desempeño en la lucha contra el narcotráfico fue nombrado por el general Rafael Macedo de la Concha como jefe de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada? (UEDO), pues ahora está metido en problemas. Una buena información del reportero Víctor Fuentes en el diario Reforma reseña cómo un testigo protegido, Hugo Jiménez Méndez, alias "Juan", ratificó en Ginebra, Suiza, la presunta complicidad de Santiago Vasconcelos con mafias del narcotráfico. El problema para la PGR es que con la llegada del juez suizo Paul Perraudin el procurador Macedo de la Concha tendrá que explicarle cómo es que uno de sus mejores hombres nada tiene que ver con el conocido cártel del Golfo, aunque testigos protegidos así lo señalen.
2. Otra vez el problema de testigos protegidos y la credibilidad que les dan en la PGR. Para todos ya es conocido que cuando un delincuente desea obtener beneficios legales para evadir la prisión, se pone a las órdenes de lo que quieran los fiscales que diga y así éstos integran las averiguaciones previas y las posteriores consignaciones. Santiago Vasconcelos ahora vive una probadita de su propio chocolate, pues recuérdese que en la época dorada del ex procurador Jorge Madrazo él fue uno de los principales fiscales que intervinieron en el caso Cancún, en donde se utilizaba a testigos protegidos para acusar a cualquier cantidad de personas que nada tenían que ver con el narcotráfico.
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