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“¿Sida yo? ¿Pero por qué? Yo he sido buena hija, buena esposa, buena madre. Además eso sólo le pasa a los homosexuales y a las mujeres que se meten con muchos hombres”. Esta fue la primera reacción de Flor Nájera al enterarse de que era portadora de VIH.

Recuerda que el primer sentimiento que experimentó fue de terror porque el médico le dijo: “Tienes sida y te vas a morir, pero afortunadamente encontré personas que me dijeron que eso no era así que yo solo era portadora del virus e iba a vivir”.

Para poder afrontar el pronóstico de muerte, lo primero que tuvo que entender fue la diferencia entre VIH y sida, que en la mayoría de los casos se utilizan como si fueran sinónimos.

De acuerdo con René Leyva, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, “el sida es un deterioro serio del sistema inmunológico de una persona; es la etapa avanzada de la infección causada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH)”.

Luego de seis meses de rodar hospital tras hospital, Flor no sabía la causa de su bajo peso y el porqué de sus constantes enfermedades. “Me decían que tenía cáncer de páncreas, me dijeron de todo menos que tenía VIH”.

Finalmente, al enterase de su condición, entendió que para elevar su calidad de vida debía apegarse al tratamiento y alimentarse sanamente para con ello aumentar su esperanza de vida. “Hoy no tengo nada de qué avergonzarme, ni ocultarme de nada ni de nadie, el estigma me lo pongo yo desde el momento en que no quiero dar la cara”.

A 12 años de haber recibido su diagnostico, Flor Nájera logró superar el miedo de saber que era portadora del virus. “Estoy viva y quiero seguir viviendo”.