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Buscan vecinos rescatar templo

Rebeca Jiménez| El Universal
Lunes 14 de abril de 2008

df@eluniversal.com.mx

NAUCALPAN, Méx.— El último vestigio de la historia del pueblo San Miguel Tecamachalco está a punto de perderse si los vecinos de esta comunidad no reunen un millón 788 mil pesos, para preservar su templo del siglo XVII, así como su retablo y pinturas con más de 300 años de antigüedad, que han subsistido a plagas y a bárbaras mutilaciones.

De las 530 hectáreas que tenían los ejidatarios de San Miguel Tecamachalco, “ya sólo nos quedan cuatro calles y al lugar al que nos confinaron está nuestro último tesoro: el templo de San Miguel Arcángel, con el santo patrono realizado en madera estofada, su retablo barroco y pinturas que han subsistido más de 300 años”, apuntó José Luis Saldaña.

El ejido de San Miguel Tecamachalco, que se extendía desde las Lomas de Chapultepec hasta los terrenos del Hipódromo y el Country Club, se redujo de 530 a 17 hectáreas en 1951, por la voracidad de los fraccionadores.

Raúl A. Basurto e inversionistas de la empresa Mer-Mex, convencieron al presidente Miguel Alemán a autorizar la permuta de 500 hectáreas de San Miguel Tecamachalco, por terrenos ubicados en Playa Vicente en Veracruz, lo cual nunca se llevó a cabo y sólo se consolidó un despojo, apuntaron hijos de los afectados.

Buscan apoyo

El polvo acumulado en más de 300 años, plagas de insectos y ratas, así como la mano de hombre que “dobló los pies de San Pedro para que su pintura se ajustara a una remodelación del techo”, afectaron el retablo barroco de oro y madera esculpida, así como de una serie de óleos.

La demolición de un muro del templo San Miguel, realizado por el párroco Enrique Manríquez, a quien por este motivo la Procuraduría General de la República (PGR) fincó un proceso penal en su contra en 1994, sacudió la conciencia de los pobladores de Tecamachalco, quienes constituyeron un patronato para la conservación y preservación de su capilla, presidido por Rosa Morales. La sexagenaria mujer junto con José Luis Saldaña Medina, José Aniceto Efraín Praxedis Martínez, Raúl Saldaña Medina y Agustín Hernández, todos ellos hijos de ejidatarios, crearon una asociación civil para adoptar el templo de San Miguel —del cual hay datos documentales desde 1720— como una obra de arte que necesita ser rescatada.

“Somos parte del Consejo Nacional Adopte una Obra de Arte, sección Tecamachalco”, señaló con orgullo Efraín Praxedis, tras lo cual lograron obtener recursos federales por 200 mil pesos.

Sin embargo, “para el rescate de esta joya que forma parte indiscutible de nuestra historia, aún necesitamos reunir un millón 788 mil”, apuntó el vecino tesorero, quien lleva sus cuentas desglosadas: para el retablo y el rescate de sus pinturas, 409 mil pesos, y para el remozamiento del templo, millón 578 mil 993 pesos.

En el lugar ya trabajan algunos restauradores, bajo la coordinación de María Elena González Salas, avalados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para el programa “Adopte una Obra de Arte”.



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