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Migrantes aportan dinero para obras

EMILIO FERNÁNDEZ Y TERESA MONTAÑO| El Universal
Lunes 09 de octubre de 2006
Trabajadores mexiquenses en EU aportan recursos junto con autoridades para llevar servicios a sus comunidades

TONATICO, Méx.- Waukegan, Illinois, es la sucursal de Tonatico en Estados Unidos. Casi un tercio del total de los habitantes de esta localidad se establecieron en esa ciudad norteamericana.

Nueva York es el sitio preferido de los nezahualcoyotlenses para trabajar en el vecino país del norte. Miles de oriundos de la tierra del Coyote en ayuno viven allá.

En Pennsylvania, los residentes de Almoloya de Alquisiras quieren hacer realidad el sueño americano. A la pizca de hongo llegan cada año miles de mexiquenses.

En Los Ángeles, California, los naucalpenses buscan la tierra prometida. A esa ciudad del Pacífico emigra la mayoría de los vecinos de ese municipio.

En Canadá no en Estados Unidos, han puesto sus ojos los naturales de Tenango del Valle a donde se han desplazado en los últimos tiempos.

El mismo sendero han seguido los indígenas de Temascalcingo que han encontrado en el país de la hoja de maple su lugar de residencia mientras obtienen dólares canadienses para enviarlos a sus familias.

En las últimas tres décadas el estado de México, pasó del lugar 20 al cuarto a nivel nacional en el número de habitantes que emigran a Norteamérica.

Un estudio de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) establece en uno de sus escenarios que un millón 200 mil mexiquenses han emigrado al norte del continente americano, principalmente a Estados Unidos.

Esa cifra supera al total de los habitantes de Aguascalientes, Tlaxcala, Quintana Roo, Nayarit, Campeche y Colima.

Estimaciones de la Coordinación de Asuntos Internacionales del gobierno estatal revelan que los migrantes del estado de México envían anualmente a sus familias más de 2 mil millones de dólares.

Sin embargo, sólo 5% del dinero que obtienen los paisanos mexiquenses en aquellos lares es destinado a la inversión en sus comunidades de origen, indica la UAEM.

No hay impacto real en el desarrollo de sus localidades, expuso Juan Gabino González Becerril, miembro del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población de la UAEM.

Profetas en su tierra

Para aprovechar parte de las remesas que giran los mexiquenses a sus familias el gobierno federal y estatal, implementaron un programa para que se realicen obras sociales en municipios con altos índices de expulsión de trabajadores hacia Estados Unidos.

Se trata de un primer fondo de 2 millones de pesos que se complementará con 4.7 millones de pesos aportados por el gobierno mexiquense y por la administración federal, dentro del programa que se ha denominado "Dos por Uno", a través del cual el estado y la Federación aportan a una cuenta dos pesos por cada peso que entregan los trabajadores migrantes.

Arnulfo Valdivia Machuca, coordinador de Asuntos Internacionales de la gubernatura, reconoció que la responsabilidad de efectuar obra pública en las comunidades rurales es de las autoridades y no de los residentes.

"Tenemos que partir del supuesto de que el gobierno no puede con todo, sobre todo en comunidades donde las necesidades son enormes y muchas veces más que transferir la responsabilidad al migrante, en realidad lo que se hace es que se comparte la responsabilidad con él, que de todos modos estaría aportando en su comunidad", se justificó.

Según el funcionario estatal, a los migrantes les gusta invertir en obra pública de beneficio social.

Para el primer fondo, el gobierno federal aportó 2.7 millones de pesos y el mexiquense 2 millones; los otros 2 millones de pesos los canalizaron los trabajadores migrantes establecidos en California, Texas e Illinois.

Las obras que se realizarán, explicó Valdivia Machuca, son encementado de calles, terminación o equipamiento de centros de salud, renovación o modernización de plazas públicas en algunos de los municipios con alto índice de migración.

El gobierno estatal contactó a los clubes de migrantes mexiquenses que existen en los estados de California, Texas e Illinois, y luego de varios encuentros aceptaron aportar recursos para el programa.

Tlatlaya, San José del Rincón y San Felipe del Progreso, que figuran entre los 58 municipios con mayores índices de expulsión de trabajadores hacia Estado Unidos, son tres de las localidades "beneficiadas" con este programa.

La pequeña Tonatico

Don Ángel Medina, cuida el patrimonio de su hijo: una posada de 16 cuartos que aún no está terminada.

Joaquín, su hijo, invirtió casi todo lo que ganaba cortando yardas (jardines) en Waukegan, Illinois, llamada por los propios residentes como la pequeña Tonatico porque casi la tercera parte de sus 17 mil habitantes viven allá. Cuarenta por ciento de la economía de este municipio eminentemente agrícola depende de las remesas que envían los paisanos.

Joaquín entró al programa que impulsó el ex gobernador Arturo Montiel Rojas para que con parte de los recursos que ganaran los trabajadores migrantes en Estados Unidos, construyeran posadas familiares en Tonatico, municipio vecino de Ixtapan de la Sal.

Fueron alrededor de 20 los que le entraron al proyecto, recordó Rufino Joel Morales Pedroza, síndico procurador de Tonatico.

La idea era que las familias de los jornaleros mexiquenses se beneficiaran de las ganancias que se obtuvieran del funcionamiento de las casas de huéspedes, pero no todos tuvieron éxito.

Don Ángel dice que su hijo está arrepentido de haber invertido tanto dinero en la "Posada familiar del Ángel" porque hasta ahora no ha sido tan buen negocio.

"Apenas y se saca para el mantenimiento, para pagar luz, teléfono, el cable. De haber sabido mejor hubiera construido departamentos", lamenta.

Lilia Maura Puente Castañeda está en las mismas. Su esposo que trabaja en el ramo de la construcción en el este de Chicago, está desmoralizado porque no sacan ni para el mantenimiento del inmueble de 13 habitaciones que edificaron.

"A veces sólo hay gente en Semana Santa, porque los demás días están vacíos los cuartos y eso que cobramos más barato que en Ixtapan de la Sal", explica.

Pero quien sí está complacida con el negocio que emprendieron con los dólares que le envió su esposo desde Illinois es María de los Ángeles Morales López.

Ella no sólo afirma que es más que rentable la casa de huéspedes que administra, sino además está dispuesta a participar en el nuevo proyecto que emprendieron el gobierno federal y estatal para realizar obra pública en Tonatico.

La ola migratoria

Los habitantes del estado de México iniciaron el éxodo en la década de los 80 y 90, luego de que en el país se presentarán sendas crisis económicas que deterioraron la de por sí endeble calidad de vida de los mexiquenses, expresó Juan Gabino González Becerril, miembro del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población de la UAEM.

De los municipios urbanos que han expulsado más residentes hacia el otro lado del río Bravo son Nezahualcóyotl, Ecatepec, Tlalnepantla, Naucalpan, Chalco y Toluca.

Datos del Consejo Estatal de Población (Coespo) indican que Amatepec, Tlatlaya, Sultepec, Zacualpan, Otzoloapan, Santo Tomás, Temascaltepec, Villa Victoria, San Felipe del Progreso y El Oro; todas localidades rurales, registran un alto índice de migración.

Un análisis de la UAEM, plantea tres escenarios posibles. El primero de ellos, llamado de alta migración, revela que un millón 200 mil mexiquenses viven en Norteamérica. El segundo, de mediana migración, establece que son 927 mil los habitantes que residen en la Unión Americana. El tercero, de baja migración, plantea que son 700 mil los residentes del estado de México que se avecindaron allá.

El investigador González Becerril, autor del estudio, manifestó que 80% de los mexiquenses que laboran en las ciudades del norte lo hacen en el área de servicios.

Las economías de algunos municipios del estado de México como Tejupilco, Temascalcingo y Coatepec Harinas, entre otros, dependen en gran medida de las remesas que envían los trabajadores migratorios.

No obstante, puntualiza el especialista, los habitantes del sur de la entidad se gastan el dinero que les envían de Estados Unidos en Toluca y no en sus localidades, lo que permite que se desarrolle económicamente la capital mexiquense y no sus comunidades.

De acuerdo con González Becerril, 70% de las remesas que reciben las familias del estado, se destinan a alimentos, ropa y enseres domésticos, 10% a la salud y educación y 5% a la inversión.

El 15% se canaliza a la remodelación de las viviendas, pago de deudas, compra de ganado, o al ahorro.

Cifras del Coespo señalan que la población migrante es esencialmente masculina con un promedio de edad de 30 años; 50% está casado; siete de cada 10 son jefes de familia; 50% emigra de una localidad urbana y la otra mitad de una rural.

De acuerdo con datos del 2000, 2.11% de los hogares mexiquenses reciben remesas, en términos absolutos significan 62 mil 836.

Existen 78 mil hogares en la entidad con emigrantes en Estados Unidos (2.63 %), hasta el año 2000.



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