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Alertan sobre 'técnicas' de falsos AA

Mónica Archundia| El Universal
Martes 20 de junio de 2006
Especialista advierte sobre los abusos sicológicos que aplican a sus víctimas

En profunda depresión llegó Juan al Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares (CAAF) del Instituto Nacional de Siquiatría Doctor Ramón de la Fuente, donde Hugo González Cantú, jefe del órgano, lo atendió.

Después de año y medio de tratamiento, Juan superó la depresión, dejó de beber y fue canalizado a la Escuela Nacional para Ciegos, de la SEP, donde aprendió a vivir sin ver.

González Cantú sabe de las condiciones extremas a que son llevados quienes asisten a sesiones de los grupos de cuarto y quinto paso -conjuntos de personas que utilizan el emblema y literatura de Alcohólicos Anónimos (AA), sin pertenecer en realidad a esa institución benéfica- porque se han convertido en sus pacientes.

A una mujer, recuerda, le costó más de dos años superar las afectaciones por tres días de intensa presión sicológica y acusaciones infundadas de los llamados padrinos.

"Era alcohólica anónima, o sea ya había dejado la bebida, pero tenía un familiar bebedor; acudió a una sesión de cuarto y quinto paso y le dijeron: ´No te hagas, cuando bañabas a tus hijas les metías el dedo en la vagina´".

González Cantú coincide en la descripción de las sesiones y en que existe un beneficio económico detrás: "Se invita a la gente para tener una experiencia espiritual, se le cobran 350 pesos, le dicen que verá a Dios y se le lleva a una zona apartada de la ciudad donde es sentada en una silla, se le proporciona papel y pluma y un padrino le indica desde su espalda lo que debe anotar".

Los ponen a escribir un supuesto inventario de sus faltas morales a lo largo de la vida; el problema, agregó, empieza cuando estos supuestos padrinos inventan situaciones que la gente nunca ha tenido, como decirles: "Anótame aquí que tú violaste a tus hijas", y si se niega lo agreden.

Una persona más o menos normal, señala el siquiatra, "diría este tipo está loco, me paro y me voy, pero los tienen asilados, encerrados y por los síntomas que me dicen que tienen yo siempre he tenido la sospecha de que al café le ponen un estimulante".

Con esta técnica doblegan la voluntad de las personas y "al final viene una supuesta catarsis donde leen lo que escribieron como si realmente lo hubieran hecho y ven a Dios".

El especialista señaló que no todos llegan a ese extremo delirante, pero de 200 serán 20 quienes cargarán problemas graves y muchos "se vuelven jaladores de gente nueva".

Daniel fue uno de ellos. Lo invitó un amigo al grupo Volver a vivir, donde asistió a sus siete juntas de preparación; al octavo día partió a Pachuca, a unas bodegas semiabandonadas, para su encuentro espiritual.

Eran 120 escribientes y 350 apoyos. Les hicieron preguntas que respondieron por escrito con cierta instrucción. "Nos decían: acuérdate de esto o aquello, como que sí te presionaban un poco, pero nunca me obligaron a poner una mentira". En los tres días de encierro le dieron alimento, pero le impidieron descansar más de lo que le llevara ingerirlos.

Dice haber visto a Dios en un crucifijo de cabeza y sentido el influjo de alguna droga, pero haber creído lo que le dijeron y temer contar lo vivido: "Te amenazan, te dicen que si dices lo que pasa se te va revertir".

El éxito de los grupos de cuarto y quinto paso se explica, según el siquiatra, porque hay mucha gente con problemas familiares, de alcoholismo, depresión y ansiedad, de bajo nivel educativo y económico que cree en soluciones mágicas.

Ante su propagación, la Central Mexicana de Servicios Generales ha iniciado una campaña de información para evitar que más gente sea engañada por grupos que presumen pertenecer a Alcohólicos Anónimos.



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