Y ayer, ese parquímetro quedó vacío
rafael.montes@eluniversal.com.mx
Allí no hubo estrés. Fue un oasis en medio de la jungla de asfalto. No, ayer el parquímetro de la esquina de Hamburgo e Insurgentes, en la colonia Juárez, no recibió monedas. Fue inútil. Y la inutilidad de ese artefacto diseñado para el automóvil, fue el símbolo del Día Mundial sin Auto, que ayer se celebró en todo el planeta y en unas 15 ciudades de la República Mexicana.
En lugar de permitir estacionar un automóvil en ese pedazo de pavimento, organizaciones ambientalistas, grupos ciclistas y peatones en general colocaron algunos metros de pasto, (sí, pasto), bancas de descanso, libros, globos, una mesita de centro y bicicletas, muchas bicicletas.
Allí, como si fuera el jardín trasero de su casa, los ciudadanos se apropiaron del espacio público que cotidianamente es ocupado por un automóvil.
Fue la jornada del Parque(ando), una iniciativa civil que consiste en reverdecer y apropiarse por un día de un espacio que se ha entregado a los vehículos motorizados, para generar la reflexión de cuántos otros usos a favor del peatón y de la sustentabilidad se pueden dar a esos sitios.
Desde las seis de la mañana, los primeros participantes en el Parque(ando) llegaron a ocupar sus posiciones. Ciclistas iban y venían, amigos, estudiantes, compañeros de causa, curiosos y medios de comunicación.
La calle Hamburgo fue un hervidero de gente. Platicaban. Reían. Bebían café. Leían. Se echaban en el pasto. Otros, se dedicaron a dibujar con gises, en un carril completo, frases y mensajes a favor de la bicicleta, de ciudades más amables, de urbes sin coches. Pero no todo fue fiesta. Justo en el día simbólico, murieron arrollados dos peatones y un ciclista. Son las consecuencias de una ciudad hecha sólo para coches.