El 90% de incendios forestales en el suelo de conservación del Distrito Federal es provocado por el hombre. Es la información de la Secretaría de Medio Ambiente del DF (SMA-DF).

Pero el causante no es cualquier hombre. Son pastores o vándalos. Conocen bien el bosque, saben dónde y cómo prenderlo. Hay intención, alevosía y ventaja, aseguran los combatientes de la Corena.

Las causas probables de incendios forestales son la negligencia o la intencionalidad, explica Víctor Martínez, responsable del área de Conservación y Obras de la Corena en Tlalpan. Dejar fogatas mal apagadas, aventar un cigarro o tirar una botella que funcione como lupa, son acciones negligentes. Pero eso no es tan grave.

Los combatientes de la Corena saben quiénes son los que provocan los incendios. Mantienen con ellos una lucha interminable. El cuento de nunca acabar. Unos prenden, otros apagan.

“Aquí hay actividad de ganado y para alimentar al ganado, la gente prende; lo que ellos quieren obtener son esos pastos, ya con los pastos verdes, el animal viene a comer”, detalla Víctor Martínez. En el terreno donde da la explicación hay retoños de pastizal, encima de una capa gris de ceniza. Los nuevos brotes son la comida del ganado. Pero en el suelo de conservación está prohibida la ganadería.

Los límites

Otras causas de incendios son conflictos entre posesionarios, como en los límites de Xalatlaco y el Ajusco.

Provocar incendios es un delito ambiental que tiene sanciones de dos a cinco años de prisión y multas de mil a cinco mil días de salario mínimo.

Sin embargo, las brigadas de la Corena no pueden detener a los responsables si se les atrapa en flagrancia. No tienen esa facultad. Deben solicitar la intervención de las fuerzas policíacas.

Si bien un incendio forestal termina con una gran cantidad de árboles, el daño más grave es el que se ocasiona en el sotobosque, es decir, el suelo.

“El sotobosque es importante porque es el hábitat de la fauna que vive en la zona, por ejemplo, el gorrión serrano anida abajo, no en los árboles”, explica Quiroz, el coordinador regional.

En el bosque de San Miguel Ajusco y San Miguel Topilejo habitan animales en peligro de extinción como el gorrión serrano y el teporingo. Es el camino de los venados cola blanca.

Hay víboras de cascabel, búhos, águilas, camaleones, gatos montés, tejones, mapaches, tlacuaches. La fauna está conformada por pinos, ailes, capulines, encinos, madruños, zacatón, tequiotes y otras especies.

Además, un bosque incendiado no permite la infiltración del agua.

El viento y la orografía son factores adversos ante los incendios. Sobre todo, en la parte pedregosa del sur del DF. Hay grietas. El fuego viaja entre ellas de manera silenciosa a cientos, miles de metros. “El fuego no tiene honor”, describe Víctor Martínez.

David Quiroz, coordinador regional de la Corena en Tlalpan, asegura que estos incendios pueden evitarse con un programa eficaz de retribución a los comuneros. Es decir, que se les pague por cuidar el bosque y que no tengan que dedicarse a la ganadería, dice.