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Historia. A sus 87, cuida a su bisnieta de 8 años

Diana Villavicencio| El Universal
Domingo 03 de agosto de 2014
<b>Historia.</b> A sus 87, cuida a su bisnieta de 8 aos

PADRE. A pesar de su edad, sus dolores y fatigas, don Jesús camina casi seis calles, de lunes a viernes, para llevar a su bisnieta a la escuela. (Foto: DIANA VILLAVICENCIO EL UNIVERSAL )


diana.fuentes@eluniversal.com.mx  

“Prefiero estar solo porque no me gusta que me griten y mucho menos que me quieran mandar”, declara Jesús Arias Rodríguez, de 87 años, al externar una risa un tanto nerviosa.

Hace 10 años enviudó y desde entonces vive solo en el Estado de México, aunque a su cargo tiene a su bisnieta Amayrani Daniela, una pequeña de tan solo ocho años de edad.

“Desde los cuatro meses vive con nosotros, mi esposa todavía vivía, sé que es una responsabilidad tremenda pero no puedo abandonarla y ella tampoco desea regresar con su mamá, con mi nieta”, explica el octogenario.

Para don Jesús, como se le conoce, la vida no ha sido sencilla, pues aunque aclara que sus hijos lo quieren y lo estiman, pocas son las ocasiones en que alguno de ellos lo visita; sólo una de sus hijas, la que vive cerca de él, es la que está más al pendiente.

“Hay un hijo que desde que falleció mi esposa no aparece por aquí. A veces me habla por teléfono y me manda dinero”, comenta don Jesús.

Su condición física cada vez se deteriora más: “mis piernas ya no me responden, he tenido varios accidentes y cada vez me encuentro más cansado”.

Algunos le dan apoyo económico, pero casi siempre, éste va acompañado de un reclamo o reproche de por qué se tiene que seguir haciendo cargo de su bisnieta. A ella la adoran, pero argumentan que don Jesús ya no está para hacerse responsable de un niña.

“Luego les digo a mis hijos que estoy peor que un ‘famuya’, peor que una criada, porque me hago cargo de la comida, del quehacer, de cortar el pasto, de llevar a mi bisnieta a la escuela y de recogerla”.

Arias Rodríguez vive de una mínima pensión mensual de 2 mil 500 pesos, aunque también lo ayuda a salir adelante el pago por una casa que renta, sin dejar de mencionar los dos mil pesos que le envía su hijo, ese al que hace 10 años que no ve.

“Mis hijos se molestan, yo le compro todo a mi bisnieta, me dicen que ya no es mi responsabilidad, pero estoy muy a gusto con ella, es la que me cuida, la que está al pendiente de mi, la que contesta el teléfono y la que si un día me ve mal, de inmediato le llama a mi hija que vive por aquí”, suspira.

De lunes a viernes, Jesús camina casi seis calles para llevar a la niña a la escuela, ahorita está de vacaciones y eso le agrada.

“Luego me dicen ‘vente a vivir conmigo’ y yo de inmediato les aclaro que me dejen vivir solo, aquí estoy bien. Les tolero todo pero hay veces, que así no es. Una vez un hijo me dijo que me fuera a Europa para hacer amistades, le dije que mejor me diera dinero para ir a conocer Chiapas; sigo esperando”.

Normalmente, sus hijos le llaman el día de su cumpleaños o en el Día del Padre, amigos ya casi no le quedan, a ellos los dejó cuando vivía por Azcapotzalco, además muchos ya murieron.

“Sé que me hace falta salir, ir al Zócalo, antes me gustaba subirme al Metro e iba de un lado para otro, siempre he sido hombre de buen carácter, no enojón, pero mis años ya no me ayudan, ya ni siquiera podría lavar un tinaco porque mi fuerza es cada vez menor”, narra don Juan.



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