Christian Campos fue despedido de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) luego de dos años y nueve meses de trabajo. Fungió como Secretario y al término de su contrato señaló sufrir acoso laboral. “Estar pendiente” era la leyenda en su orden diaria, pero a pesar de la espera, no le asignaron actividades.

“Quiero pensar que ése fue el motivo para removerme del cargo, porque no hacía nada, no me daban trabajo; mi orden siempre decía que estuviera pendiente por alguna instrucción o indicación. Durante cuatro meses me sentí acosado porque prácticamente me congelaron”.

Considera que el proceso de remoción de cargos en la CDHDF no fue justo debido a que no existió una valoración de su trabajo, un periodo de prueba, exámenes sobre la operación y funciones de la dependencia así como del conocimiento en orientación, defensa, protección y promoción de los derechos humanos.

“Formé parte del área de Comunicación Social, se requiere el mínimo tacto porque sabes que vas a trabajar con personas que tienen una condición de vulnerabilidad, pero al parecer eso no importa. Hay gente que desconoce por quién y para quién trabaja, que incluso se atreve a maltratar a los peticionarios, y sigue trabajando en la institución sin que pase nada”.

El joven asegura que existe un mal clima laboral derivado de la persona que encabeza una de las subdirecciones. También hay inconformidad entre los trabajadores por la falta de habilidad, experiencia, noción y humanidad de la responsable.

“Pagamos justos por pecadores porque no hay capacidad, compromiso, ideas concretas, conocimiento de cómo funciona el área, ni siquiera existe un esquema de responsabilidad; el desorden es lo que marca la forma de trabajar de quien asigna las actividades. No existen tareas específicas y órdenes de trabajo claras”.

Christian operó las redes sociales al comienzo de su trabajo. Con el cambio de director fue trasladado al área de Medios Electrónicos y allí se encargó del audio del departamento, pero no hubo presupuesto para desarrollar un programa de radio. Aprendió realización, desarrolló actividades como camarógrafo y a veces apoyó al área de fotografía e información.

Para él, como para muchos, “un despido finalmente es no tener trabajo. De modo curricular no tendré problema alguno porque no hubo una causa justificada, pero de ninguna manera fue un proceso limpio y transparente. Si me equivoqué, nunca supe cuándo y cómo fue”.

Debido a que no existió una metodología que evaluara el desempeño y trayectoria de los trabajadores, Campos desconoce el motivo por el cuál prescindieron de sus servicios. No sabe si fue falta de experiencia, aptitud, capacidad, un mal desempeño o si era un “simple comodín en el área”, aseguró.

“Esperaba que se hiciera una valoración de mi trabajo, pero nunca la hubo, simplemente un buen día me dijeron que ya no me ocupaban porque la nueva gestión no tenía espacio y ya no había plan para mí. Ése fue el argumento que me dio el nuevo director de Comunicación Social, Guillermo Gómez. Me entregó un documento fechado el 15 de enero para dejar el cargo el día 30. Una semana antes de vencer el plazo me notificó el despido”.

La inconformidad del ex empleado de la CDHDF es con el modo, la acción y el procedimiento del despido. “Es injusto, parece que ahora en la Comisión no vale tanto tu trabajo, capacidad, experiencia o lo que sabes hacer, sino cómo le dices a tu jefe que necesitas el empleo”.

Christian desconfía sobre el rumbo y orientación que tomará la CDHDF bajo la nueva dirección si continúa con procesos como el ocurrió con los despidos y nuevas contrataciones.

“Será difícil tenerle confianza a una ombudsperson que dice que su administración destacará por la transparencia y rendición de cuentas, cuando no se pronuncia por la transparencia en su propio proceso”, concluyó.