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Historia “¡Dios mío, aún soy buena!”

El Universal
Domingo 13 de octubre de 2013
<b>Historia </b>Dios mo, an soy buena!

DELITO. María del Carmen purga una sentencia de cinco meses en el penal de Santa Martha Acatitla, por robarse cosméticos y una charola de pan en un Sanborns. (Foto: )


“¡Es muy rico el pan de San- borns; me gusta ir a tomar café ahí también!”, dice María del Carmen, cuyo cabello plateado y surcos en el rostro, evidencian su avanzada edad.

Esta vez, María purga una sentencia de cinco meses, y ninguno de sus ocho hijos la ha visitado en el penal de Santa Martha Acatitla, donde fue trasladada luego de robarse cosméticos para revender y una charola de pan en el restaurante Sanborns de La Fragua.

“Son cabroncitos, ni modo de obligarlos”, alude a sus hijos.

Recuerda el día que la detuvieron: “Tomé una charola de pan, estaba muy rico. La abrí y tomé un pan ahí mismo, ahí adentro; creo que fue mi regada”, detalla mientras sonríe y el vaivén de sus ojos revelan su alcoholismo.

Asegura que le gusta la adrenalina que corre por su cuerpo mientras lo hace. “Me gustó robar, porque sentía una vibra como diciendo ‘¡Ay, Dios mío! ¿Qué va a pasar ahorita?, y es que a mis 55 años me siento como de 14”.

María confiesa que inició su vida delictiva a los 14 años, cuando “andaba muy tomada” e intentó robar un auto de lujo de la época, el cual sólo acabó abollado por los golpes que la adolescente, bajo el influjo de alcohol, le dio. Y esa vez la llevaron a la “cárcel, la antigua”. Sus papás la ayudaron a salir.

“Sí, había robado antes. Soy mamá y papá. Mis hijos me dijeron que me van ayudan a poner un puestecito de dulces, pero que ya deje esto”, comenta.

Es la tercera vez que está en la cárcel; la segunda por robar cosméticos. En otra ocasión, los tomó sin pagar en Sanborns, pero del Ángel de la Independencia.

“Me gusta mucho Sanborns para ir a tomar un cafecito, pero cuando no hay, pues ni modo”.

Hoy, María del Carmen asegura que luego 41 años de robar recurrentemente pan y cosméticos está dispuesta a cambiar.

“Pido disculpas, estoy dispuesta a cambiar. Todo es fuerza de voluntad. Cuando Dios me mande a llamar allá arriba, o no sé… ¡Ay, Dios mío, no sé si me vaya para arriba o para abajo! Todavía soy buena, ¡mejor arriba!”, suplica.

María del Carmen nació en una vecindad de la calle Nezahualcóyotl, en el Centro. Estudió hasta primero de secundaria. Recuerda: “Cuando era buena ayudaba a las señoras a cargar la leche, y ahora que soy… bueno, no sé si soy mala... No, primero Dios todavía soy buena”.



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