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Es más que un juego

Miguel Ángel Pérez Velázquez| El Universal
00:39Jueves 25 de abril de 2013

. (Foto: Especial )

Con la diversión, los niños se comunican con el mundo, expresan sus deseos, fantasías, temores y reflejan la percepción de sí mismos; además enriquecen su creatividad e imaginación, al mismo tiempo que utilizan su energía física y mental de manera productiva

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Jugar a las escondidillas, el resorte, la rueda de San Miguel, manitas calientes, bote pateado, canicas, trompo, yo-yo y demás actividades propias de los pequeños, es en realidad una estimulación para su buen desarrollo psicológico, intelectual y emocional.

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra ‘jugar’ como hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse, así que cuando vemos a una niña cuidando con cariño a una muñeca, o a un pequeño fabricando objetos de plastilina, lo que está frente a nosotros es a alguien creando su realidad.

AL NATURAL

Es importante que toda persona tome conciencia de que el juego es la actividad más natural y espontánea que puede realizar el niño, un ejercicio que le permite tener la libertad de ser él mismo, buscar el triunfo, fantasear y sobre todo desarrollar habilidades que le serán útiles durante su crecimiento y en toda su vida.

De acuerdo con Priscila González Mar, psicóloga clínica, la principal estimulación que producen los juegos infantiles en los niños es la intelectual, “porque amerita retos, la comprensión de su entorno y el descubrimiento de objetos y cosas nuevas, lo cual es analizado como un ser que está bien emocionalmente”.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) aprobó desde 1989 la Convención sobre los Derechos del Niño, donde expresamente señala que ellos tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades básicas: supervivencia, protección, atención de la salud, alimentos y agua.

También deben tener oportunidades para poder alcanzar su máximo potencial: la educación, el juego, los deportes, la libertad de expresar opiniones y la participación en aquello que  los afecta.

APÚNTATE A GANAR

“El hecho de jugar mientras se aprende es enriquecedor porque quien lo hace respeta a las personas dentro del grupo y busca llevar una convivencia más justa, solidaria y respetuosa en la sociedad”, aclara Priscila González.

Los ejercicios que realizan los pequeños deben ser adecuados a su edad, mientras más chicos la fantasía es el principal pensamiento que desarrollan, donde la textura de los objetos, el sonido que producen, y la curiosidad despiertan sus sentidos.

Impulsar y estimular el juego en los niños es tarea principal de los padres y de las mismas instituciones educativas que han adoptado por muchos años el concepto de aprender  jugando.

A través de la imitación, el niño se esfuerza por comprender al adulto como persona y al entorno que lo rodea.

A partir de la magia de los disfraces y de los juegos de roles, el pequeño vive de una manera intensa y simbólica su asimilación a la imagen de los mayores, al mismo tiempo que descubre sus posibilidades y comienza a interactuar con la sociedad en la cual se deberá insertar.

ESPECIAL PARA CADA EDAD

Durante los primeros años de vida, entre los dos y tres, cuando comienzan a caminar y tener un poco de diálogo, “los juegos son muy repetitivos como cuando se les da un objeto y lo tiran, o bien el hecho de esconderse. Les crea mucha risa y emoción”, comenta Priscila.

Algo que para los adultos no significa mucho, pero que “les despierta la curiosidad a los bebés es cuando ‘desaparece’ y ya no ven a la persona con quien estaban jugando. Esa simple  actividad de repetición da fuerza al desarrollo de las capacidades intelectuales”.

DE OTRO MUNDO

El pensamiento fantasioso despierta en los pequeños entre los cuatro y siete años, cuando juegan con plastilina.  “Logran hacer cosas más elaboradas y toman otros roles”.

De los siete años en adelante los juegos ya tienen reglas, como  las escondidillas, donde alguien tiene que cerrar los ojos y contar, sin observar dónde se esconden los demás participantes, son lineamientos que se tienen que respetar.

Las capacidades que son motivadas en juegos como  futbol, basquetbol o el baile, promueven el trabajo en equipo y  la socialización de los niños, cumpliendo roles específicos en cada ejercicio.

NUEVAS HERRAMIENTAS

Es importante que los padres estimulen a sus hijos con elementos básicos que despierten su curiosidad por observar, escuchar y tocar, pero en la actualidad estamos rodeados con tecnología, videojuegos y computadoras.

“Está bien que el niño pueda tener acceso a estos nuevos objetos de entretenimiento con juegos sanos donde pueda desarrollar su destreza, habilidad numérica y mental”, dice la especialista.

“Muchos de los desarrollos que se distribuyen llevan consigo mensajes educativos con historias de moraleja, los cuales son muy importantes porque asumen la importancia de los derechos y obligaciones”.

En síntesis, al jugar, el niño se encuentra en el momento ideal y decisivo para establecer el puente entre sí mismo y la sociedad que lo rodea, entre su mundo interno y la cultura que lo rodea.

Por ello, en las diferentes etapas del juego infantil encontramos el momento preciso para ayudar a los niños a adaptarse e integrarse, para prepararlos a adquirir las habilidades necesarias para enfrentar el proceso de aprendizaje a través de toda la vida.



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