A diferencia de esas bebidas, lo que da el sabor característico al tejate es la forma tradicional de preparación, a la cual dedican en promedio dos días utilizando insumos locales como variedades criollas de maíz y granos de cacao rojo y blanco. Se tuestan los granos de cacao, la semilla de mamey o pizle, y la rosita de cacao. De esta manera se extraen los sabores de los ingredientes que después son cuidadosamente molidos en el metate junto con los granos de maíz.

El resultado se mezcla a mano en grandes tinajas con agua fresca que las mujeres venden en jícaras, en los mercados de la capital del estado, como el 20 de noviembre, Benito Juárez, IV Centenario y La Merced.  La bebida es energizante y nutritiva, calma la sed y el hambre por su alto contenido calórico; además el cacao tiene propiedades que se consideran altamente antioxidantes.

RETOS PARA SU COMERCIALIZACIÓN

Sin embargo el tejate cuyo nombre zapoteco es cu’uhb, es una bebida delicada, por ello su consumo estaba limitado a los expendios del mercado, ya que la mezcla fresca se descompone en menos de 24 horas adquiriendo un sabor agrio. Las tejateras no agregan ningún tipo de conservador para mantener el sabor y la calidad original del producto, pero esto dificultaba su comercialización, especialmente entre los turistas.

   

Ante ello, desde 2009 en la industrializadora han logrado implementar un proceso para producir tejate deshidratado en polvo. Por medio de esta iniciativa las mujeres de San Andrés Huayapam se han convertido en un pilar de su comunidad. Contribuyen al ingreso de sus familias y dan un beneficio social generando empleos. Asimismo, favorecen la difusión de su tradición promoviendo ferias locales, ofreciendo una bebida excelente. Te invitamos a apoyarlas, saboreando el tejate fresco, que es riqueza de esta tierra.