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Pandrosa y glamourosa

Bernardo Hernández| El Universal
00:16Miércoles 20 de febrero de 2013

. (Foto: Especial )

La moda vive de obsesiones, y una que actualmente goza de gran popularidad y cuenta con seguidoras de primer nivel es el Boho Style. El desenfado, la ‘pandrosidad' y los tintes chic integran una buena ecuación.

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Lo que hace la mano hace la tras, es decir que lo que unas cuantas celebridades de alto calibre visten se reproduce en escala industrial hasta convertirse en un mandamiento temático de la industria de la confección. Por consiguiente, tal parecería que en materia de tendencias estilísticas, ocurre lo mismo que en el riesgoso ámbito de las inversiones: cuando todos los analistas de mercado se han puesto de acuerdo de dónde, cuándo y en qué invertir, es el momento preciso de moverse en otra dirección. Pues bien, con la moda pasa algo similar: en el instante en que el estilo de vestir de una top model o alguna famosa actriz es emulado hasta el punto que incluso en los pasillos de Walmart se venden prendas parecidas, se activa el Código Rojo: ¡NO TE PONGAS ESO!

Sin embargo, hay tendencias que se niegan a abandonar el panorama y hacen incluso lo imposible (esto es, reinventarse una y otra vez) hasta que se convierten en una suerte de "activos fijos" del guardarropa femenino. El caso del Boho Style -que en teoría bebe de las cristalinas aguas de la vida bohemia, destaca las bondades de la confección artesanal y opta por una construcción vestimentaria en la que ciertamente cabe de todo un poco- es un buen ejemplo de que no todo en el sistema de la moda es desechable y dura menos de seis meses.

La verdad es que cuando a las mujeres les gusta un estilo, se sienten cómodas con él y encuentran la manera de integrarlo a sus actividades, se vuelve parte de su personalidad. Por consiguiente, aunque todos y cada uno de los diseñadores del planeta griten a los cuatro vientos que ese estilo en particular ya no está en boga y que es una afrenta a la modernidad, las mujeres utilizarán las doctas críticas de los fashion designers como papel higiénico, al tiempo que se las ingenian para seguir adquiriendo prendas, accesorios, zapatos y toda clase de objetos que brinden continuidad a esa pauta visual que ya es parte de su identidad.

El Boho Style se ubica dentro de esta clasificación, es decir, llegó para quedarse. Pero, ¿cuándo comenzó esta obsesión por el desenfado bohemio con pinceladas folk? El periodista Vicente Benavent, una pluma destacada en España, nos proporciona algunos datos clave para delimitar el fenómeno. "El estilo boho es desde 2004 -año formal de su nacimiento- el más copiado, el más imitado y, a la vez, el más complicado de replicar. Resultaría impreciso ceñirlo a unas pautas estrictas, pues el boho es una especie de flair que recorre el look. Tampoco sería justo precisar qué prendas sí y qué prendas no contienen ese espíritu, pues los patrones que a priori se desecharían podrían decorarse con los estampados adecuados y volverse de pronto muy boho".

Entonces, ¿cómo definirlo? Pues bien, es Benavent quien de nuevo tiene la palabra: "Es algo así como un cocktail en el que se mezclan abundantes ecos hippies y bohemios, con un toque étnico -del navajo al arabesco- y otro toque campestre. Se agitan estos elementos sobre una base vintage y se espolvorea un poco de espíritu relajado. Se sirve con un foulard alrededor del cuello y un bolso de asa larga colgando del hombro... et voilà, he aquí el perfecto look boho".

Es un hecho: nadie podría haberlo definido mejor. Gracias, Sr. Benavent.

Fue en la edición 2004 del festival de Glastonbury, cuando Sienna Miller prendió la mecha de la tendencia boho con un vestido corto en denim negro; remarcó la silueta con un cinturón ancho plagado de tachuelas, y entre sus mechones dorados se intuían unas gafas negras con montura color verde lima. Justo un año después, el boho cobró relevancia.

Kate Moss apareció en el mismo festival con Pete Doherty, por aquel entonces su muy tóxico novio y líder de la banda Babyshambles. Ella deambuló feliz de la vida con unas Hunter llenas de barro, un vestido vintage,que parecía haber sobrevivido a los sótanos del Ejército de Salvación y un bolso de inspiración zíngara. El resto, querido lector, es historia.

Kate Bosworth, Kate Hudson, Mary-Kate Olsen y un tropel de chicas en todos los blogs de streetstyle alrededor del mundo han ido ampliando y aportando detalles y matices. Pero son esas dos imágenes y esas dos embajadoras de excepción las que encierran y condensan toda el aura de este estilo que en nuestro país bien podría rotularse con la etiqueta de "Pandroso, ¡pero con onda! Es oficial: Boho rocks!



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