Desde los primeros días de enero el repicar de la música invade casas, calles, plazuelas y avenidas para romper con la vida cotidiana de la ciudad de Tlaxcala. Son ritmos que se repiten a lo largo del mes para anunciar que la época del carnaval se acerca.

La cuenta regresiva ha comenzado. Falta poco para que el pueblo tlaxcalteca estalle en colores, danzas y llamativos atuendos con máscaras para recordar que su identidad está más viva que nunca.

La tradición indica que días antes del miércoles de ceniza el hombre tiene la autorización de la iglesia para retozar sin limitaciones, ahogarse en alcohol y disfrutar de la "pachanga". Es para que el cuerpo y el espíritu aguanten los 40 días de la cuaresma. Por eso el carnaval significa la "fiesta de la carne" o el "despido de las fiestas de la carne". Pero también, hombres, mujeres y niños hacen de este evento festivo una forma de manifestar sus usos y costumbres.

La celebración en Tlaxcala surgió del choque de dos culturas. Los indígenas observaron con detenimiento los grandes bailes de gala que organizaban los conquistadores y con sentido del humor comenzaron a imitar esos hábitos burgueses. Al transcurrir el tiempo se transformaría en una fiesta satírica que describiría y criticaría a esta gente de tierras lejanas y sería una representación artística de las facetas históricas del estado.

Del inicio del carnaval, tal cual, se tienen registros del siglo XVII, cuando las haciendas comenzaron su auge. En estas grandes propiedades se desarrollaban bailes suntuosos con valses, polkas y redovas que se interpretaban por orquestas de instrumentos de cuerda, como el salterio, el violín y la guitarra.

Para el siglo XIX y XX se usaron las orquestas de viento. Los músicos del pueblo tomaban ciertos elementos de estos géneros, pero también los transformaban y ridiculizaban, sobre todo el vals.

En la actualidad las danzas se acompañan por las populares bandas o sintetizadores, algo que resulta ser más económico para los participantes, conocidos como huehues, al momento de contratar la música.

"Huehue" es una palabra náhuatl que quiere decir viejo, denominación prehispánica que sólo se asigna a los danzantes varones, caracterizados con vistosos atuendos y máscaras. Antiguamente era mal visto que las mujeres participaran, así que el sexo masculino tenía que disfrazarse del género opuesto, hasta hace unos 20 años que se les permitió a ellas ser parte de este ritual.

Los grupos de danzantes, mejor conocidos como camadas, ejecutan las cuadrillas o bailes que invaden a más de la mitad de los 60 municipios de la entidad.

Forman parte de una camada, entre 20 y 120 personas, de acuerdo con el alto grado de convocatoria que tenga el capitán, y están integradas por familiares y amigos.
Los trajes y máscaras ya se han desempolvado y aquellos que ahorraron seguramente supervisan que el ajuar nuevo esté completo, si no, están ultimando detalles para agregar los accesorios que faltan.

Por cierto, autoridades estatales preparan un documento que permita presentar ante la UNESCO la propuesta de que el Carnaval de Tlaxcala sea declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.

Origen de las camadas
A principios de febrero municipios cercanos a la ciudad realizan su propio carnaval. Cada uno cuenta con sus propios representantes que participarán del 7 al 12 de febrero en alguno de los seis escenarios que se montarán en el primer cuadro de la capital tlaxcalteca: la Plaza de la Constitución, la explanada del Museo de Arte, la Plaza Juárez, la explanada de la Presidencia Municipal, frente al Portal Chico, y en la explanada del Museo de la Memoria.

Uno de los trajes más espectaculares proviene de la localidad de San Francisco de Tlacuilohcan, del municipio de Yauhquemehcan (a 20 minutos de Tlaxcala).

Los huehues visten pantalón bombacho y una especie de saco, ambos de terciopelo ricamente decorados con lentejuelas; máscara con barba y "copillis", que son los penachos elaborados con plumas de aves, como las del águila, para continuar con la tradición prehispánica. Los más grandes miden dos metros de altura. Inversión: hasta 100 mil pesos.

Las mujeres que los van a acompañar portan vestidos sensuales para mostrar un estilo carnavalesco más moderno.

San Juan Totolac se encuentra a 10 minutos de la capital. Dentro de sus cuadrillas ejecutan la Danza de las Cintas, que consiste en tejer listones de colores que cuelgan de un mástil. En épocas pasadas los viejos auguraban a través del tejido cómo venía el tiempo agrícola.

Sus trajes están compuestos por un pantalón corto adornado con lentejuela y chaquira. Se cubren la cabeza con un lienzo que le llaman gazné y un sombrero con plumas de avestruz. No falta la máscara de rasgos europeos. La mujer viste una falda de cambaya, una blusa de popelina con chaquira, la cabeza se adorna con un tapalo -un lienzo de colores- y calza huarache de suela natural. Precio por ajuar: entre dos mil y 5 mil pesos.

Los catrines o paragüeros, por llevar un paraguas usan pantalón, levita o saco, gazné, bombín o sombrero, máscara que representa las facciones españolas y francesas que hacían acto de presencia durante el porfiriato. Son representantes de Amaxac de Guerrero, Santa Cruz Tlaxcala, Contla, que se localizan a 30 minutos de la ciudad. Cada participante se llega a gastar hasta 50 mil pesos.

Uno de los municipios representativos por su danza es Papalotla, a 20 minutos de la ciudad. Está constituida por charros, que se caracterizan por llevar chaparreras en las piernas para amortiguar los golpeteos que se dan unos a otros durante el baile. Con un tejido de ixtle se "truenan" o azotan entre ellos para anunciar la lluvia, como una forma de representar los rayos. El tocado es un sombrero lleno de plumas de avestruz en forma de sombrilla y de su espalda cuelga una capa bordada con elementos de la naturaleza. Costo de la vestimenta: hasta 50 mil pesos.

En la comunidad de Toluca de Guadalupe, en el municipio de Terrenate, a 45 minutos de la capital, se baila la Danza de los Cuchillos en la que los hombres andan en enaguas de colores adornadas con chaquira y lentejuela, chaquetilla o chaleco que se usaba durante el esplendor de las haciendas durante los siglos XIX y XX, sombrero adornado con flores de papel de china, una máscara de vaqueta elaborada de cuero de vaca, botines y en los tobillos, un par de cuchillos atados que suenan al cruzar los pies al son de violín y la guitarra. Vestuario: mil 500 pesos.

A 15 minutos se ubica Zacatelco, municipio donde se originó la Danza de los Chivarrudos. Desde la cintura se sujetan unas cueras de chivo que llegan a los tobillos. El sombrero que llevan es redondo hecho de cartón y pintado con los colores patrios. La máscara que se colocan es de vaqueta y simulan andar sobre un caballito de madera. También representan la época porfiriana cuando se arreaba el ganado de Tlaxcala a Puebla. Desfilan al ritmo del huetl o tambor. Costo por traje: hasta 8 mil pesos.

Cada uno de estos bailes se podrá presenciar en la ciudad de Tlaxcala.

El jueves 7 de febrero se llevará a cabo el Desfile del Carnaval a partir de las 16 horas por las calles principales del primer cuadro.

Para el martes 12 se realizará otro desfile, pero con la participación de niños en lo que se ha denominado Carnaval Infantil, que comenzará a las 9:30 horas.
Actividades alternas

En la capital se programó una serie de actividades como la muestra fotográfica "El Carnaval en Tlaxcala: La Estética de lo Visual", del 7 de febrero al 31 de marzo, en el Museo de la Memoria. Otra exposición, "Huellas en el tiempo", estará en la entrada principal del I.T.C, hasta el 30 de abril.

La exhibición "Imagen y vestimenta del Carnaval en Tlaxcala", se mantendrá abierta hasta el 12 de febrero, en la sala de la Coordinación General de Información y Relaciones Públicas del Gobierno del Estado.

Habrá una venta especial de artesanías en la Casa de Artesanías y en SEPUEDE, una institución de apoyo a los artesanos: blusas bordadas en chaquira o en hilo de algodón, piezas de barro bruñido o vidriado, títeres, bastones de madera tallada y las elaboradas máscaras de carnaval.

Además, se presentará el libro "Los Catrines de Santa Cruz Tlaxcala, Tradición que Mueve los Sentidos" de Emanuel Vázquez Salado, en el patio del Museo de la Memoria, el 8 de febrero, a partir de las 17:30 horas.

Y como en todo guateque, no faltará la feria con juegos mecánicos y antojitos mexicanos.

El rostro de la sátira
Sin duda es una de las artesanías más representativas del estado, sobre todo en esta temporada de carnaval. Sus antecedentes se remontan al uso de máscaras de papel o de cuero. Es hasta el siglo XVIII cuando comienzan a perfeccionar la talla de la madera para continuar con la sátira hacia los hacendados de origen europeo.

Uno de los artesanos que poco a poco ha retomado fama a nivel nacional e internacional por su trabajo en esta obra es el señor Ricardo Molina, que hace 19 años depuró su propia técnica de forma autodidacta. Antes de que se acerque la época de la festividad, los huehues hacen sus pedidos para que su pieza encaje con la forma de sus rostros. Ahora trabaja a marchas forzadas, pues siempre existe una persona que a última hora decide ser partícipe de las cuadrillas o danzas, así que está por concluir algunos detalles para tener a tiempo el rostro tallado en cedro, ayacahuite y colorín, maderas con las que tiene mayor complicidad para hacer los trabajos más hermosos en su taller de San Esteban Tizatlán.

Cuenta que cada máscara tiene su respectivo detalle de acuerdo con las camadas de cada región. La pieza para los catrines puede ser con o sin barba; los charros son cachetones y con un bigote estirado; para la comunidad de San Francisco de Tlacuilohcan, que se caracteriza por los grandes penachos de plumas, diseña la máscara con pelo, bigote y barba, la cual puede ser corta o larga dependiendo del gusto del cliente. Entre los detalles que son imperdibles en este tipo de artesanía está la incrustación de ojos de vidrio de color azul, verde, café o lila. También se añaden pestañas de pelo humano o de animal.

Los lunares son abultados. En algunas los párpados se cierran y abren. En su gran mayoría, las facciones son alegres, con la boca sonriente y mostrando los dientes de hueso de animal con uno que resalta en color oro o también se hace una pieza con este metal.

Los precios: de 2 mil a 7 mil pesos. Antes de visitar el taller del maestro hay que hacer llamar: (246) 4626 638 o 045 246 1116 384.

LA GUÍA
II RECORRIDOS
II Tour arqueológico. Visita a Xochitécatl- Cacaxtla y Santuario de San Miguel del Milagro. Costo: 500 pesos por persona. Incluye transporte, guía de turistas y entradas.

II Visita a Huamantla, Pueblo Mágico. Costo: 600 pesos por persona con alimentos. No incluye entrada al Museo Nacional del Títere.

II Sendero de Leyendas. En el Centro Vacacional Malintzi. Hay narración de leyendas en fogata con bombones. Costo: 120 pesos por persona para un grupo de seis. Incluye transporte.

II Haciendas Hacienda Santa María Xalostoc y Hacienda San Diego Xochuca. Costo: mil pesos de una a 4 personas e incluye transporte, guía, comida y taller de plata.

II Templos barrocos. Se visita el Templo de Jesús y Parroquia de San Pedro y San Pablo, en Apetatitlán. Costo: 500 pesos por persona para un grupo de cuatro. Incluye transporte y alimentos.

II QUIÉN TE LLEVA
Circuito Histórico Tlaxcala. Isai De la Rosa De la Rosa. Celular: Cel. 045 246 155 0602. Correo: circuit.tlax@gmail.com

II DÓNDE DORMIR
Casona de Cortés. Hospedaje a partir de 750 a mil 220 pesos. Informes: 01 800 083 5529.
Hotel Misión San Francisco. Paquete de promoción: 5 mil 74 pesos por tres días para dos personas con dos días de regalo. Plaza de la Constitución 17, Centro. Tel. 01 800 272 2184.

II DÓNDE COMER
La Pulquería Tía Yola. Tel. (246) 4627 309.
Fonda del Convento. Calzada. San Francisco 1, Centro Histórico. Tel. 246 4620 765

II ENLACE
Página oficial de turismo del estado. Tel. 01 800 509 6557.
www.turismotlaxcala.com

mps