La semana pasada fui a comer con una muy buena amiga, Carmen Ramírez Degollado,  mejor conocida como Titita, a quien conocí desde hace más de 30 años en su famoso restaurante El Bajío, ubicado en Avenida Cuitláhuac.  

Con Giorgio, mi difunto marido, frecuentábamos seguido El Bajío; comíamos muy bien y la compañía de Carmen era vigorizante, su apasionado modo de hablar y el gusto por su cocina eran, y siguen siendo, toda una sabrosa y divertida experiencia a la mesa.

En esta ocasión fui a comer con Titita a la sucursal de Insurgentes, donde pude degustar unos ricos antojitos con su famosa salsa negra y un mole de olla de camarón que estaba "de rechupete".  

El restaurante es amplio, luminoso y muy bien decorado, de la comida qué les puedo decir, simplemente fenomenal y muy sabrosa.

Actualmente, El Bajío cuenta con nueve sucursales, todas situadas en puntos estratégicos de la ciudad de México y cada uno tiene el mismo sello. La decoración está basada en lo mejor de nuestra artesanía, los colores de mantelería y  desde luego el nombre. La cocina es muy cuidada, el servicio atento y la calidad - precio es de primera.

Quiero platicarles un poco más de Titita, ella es una mujer de gran personalidad que refleja el poder de sus convicciones en todos sus actos, ya sean risas o enojos.  

Quedó viuda desde muy joven, sin embargo, supo sacar adelante a sus seis hijos, todos con carrera, trabajadores y admiradores de su gran mamá. Cabe mencionar que sus hijos trabajan con ella; Raúl, el mayor, lleva la parte administrativa; Luz María, la güera, está al frente del primer Bajío que se abrió.

Por su parte, José Guillermo vive en Irlanda y Mary Carmen tiene otras actividades,  todos llevan el apellido Ramírez Degollado.

Luz María se casó con el chef catalán José Rivera, quien junto con Joan Bagur vinieron a México hace años y se enamoraron de nuestro país y de su cocina, la cual aprendieron y adoptaron. En cuanto a María Teresa, después de sus estudios culinarios se fue a practicar a Barcelona.  

Mientras comía con Titita, le conté del proyecto SEMILlATÓN y rápidamente, además de su colaboración personal,  se ofreció a realizar un Laboratorio del Gusto, tan pronto se concreten las cosas los tendré informados.

Otro dato importante es que al llegar al restaurante me encontré a Carmen ya en la mesa, rodeada de papeles, afanosamente preparando el aniversario de la Alma Mater de todos los Bajíos, el de Atzcapotzalco, ya que se acerca su aniversario por 40 años de consentir a los comensales. El festejo será en octubre próximo.

Titita ya tiene avanzada las lista de sus invitados, donde los clasifica por amigos y clientes de Atzcapozalco desde su fundación, cocineros, restauranteros y artistas, la familia y amigos de Orizaba, entre otros.

Estoy segura que será una gran fiesta, cuyo recuerdo pasará a los anales de la historia del buen comer en México.

 Felicidades adelantadas…SALUD