Los hoteles más raros del mundo
Dormir en un árbol, bajo el mar o en una cueva, son las nuevas opciones para alojarse
EXIGENCIA. Ante la demanda de los más excéntrico, los hoteleros han diseñado una mejor forma de dormir. (Foto: Especial )
Comenta la Nota
Por tierra, mar y aire, hacer turismo ofrece hoy en día un abanico cada vez más amplio de destinos, pero los viajeros ya no se conforman sólo con pasar unas semanas en destinos lejanos y exóticos, sino que buscan también propuestas diferentes a la hora de elegir un hotel donde acomodarse, de manera que un alojamiento lo suficientemente original se ha convertido en motivo suficiente para planear un viaje.
Durmiendo a vista de pájaro
Durante los largos inviernos en la ciudad, casi todo el mundo sueña con despertarse, al menos por unos días, con el trino de los pajaritos y el sonido de la brisa entre los árboles.
La Canopy Tower de Panamá ofrece esa experiencia en estado puro, no en vano se trata de un hotel y torre de observación de aves que ofrece, en una estructura circular, habitaciones al nivel de las copas de los árboles en el bosque tropical del Parque Nacional de Soberanía, donde las especies de aves se pueden fotografiar por cientos.
Brasil ofrece igualmente un hotel de altura, para ser más exactos a 20 metros del suelo, el "Ariau Amazon Towers", a 50 kilómetros de Manuas, cuyos 250 apartamentos y dos piscinas están construidos en siete torres a nivel de la copa de los árboles y unidos entre sí por 6 kilómetros de pasarelas de madera. ¡Todo un paseo sobre la selva amazónica!
Aunque también es posible dormir no sobre los árboles sino suspendido de ellos. Basta con ir hasta Vancouver, Canadá, para descubrir las Free Spirit Spheres, tres esferas hechas de madera y fibra de vidrio, sujetas a los árboles por un entramado de cuerdas, que para su inventor, Tom Chudleigh, constituyen un retiro espiritual.
Con un diámetro de 3.2 metros y varios ojos de buey de grandes dimensiones que permiten observar el bosque mientras la habitación se mece suavemente, las esferas (Eve, Eryn y Melody), equipadas con una, dos o tres camas, una mesa y una pequeña cocina, cuestan de 125 a 190 dólares la noche.
Y para seguir durmiendo casi en las nubes pero en un ambiente más urbano se puede reservar una de las dos suites que ofrece la Euromast TV Tower, una antigua torre de televisión erigida en los años sesenta y reconvertida en restaurante con mirador, que ofrece espectaculares vistas de Rotterdam (Holanda) y dos alojamientos exclusivos a 100 metros de altura y 487 dólares la noche y que deben reservarse con meses de adelanto.
Holanda es un filón en lo que a hoteles "raros" se refiere y si su periplo vacacional incluye el puerto de Harlingen no pude dejar de alojarse en un grúa repensada como habitación de lujo. Pero no se trata sólo de dormir a 17 metros del suelo, pues el huésped tiene acceso a la cabina de mando y puede hacer rotar la plataforma a su antojo, para lograr una vista de 360 grados.
El puerto de Harlingen ofrece otras dos posibilidades de pasar noches en alojamientos singulares, un antiguo faro, que en 1998 y tras 75 años de servicio guiando barcos perdió su función, y un recuperado barco salvavidas, siempre de los mismos propietarios y por precios similares.
Y para acabar este paseo por las nubes nada mejor que aterrizar con la seguridad de un Jumbo 474, aunque este ya no despega del aeropuerto Arlanda de Estocolmo desde 2009 y ha sido transformado en hotel, aunque sin perder muchos de sus signos distintivos.
La mayor parte del avión ha sido dividida en 27 habitaciones, de una a tres personas, en las que los armarios siguen siendo los portaequipajes superiores. Una pequeña recepción y varios espacios comunes dan paso a la cabina del piloto, que guarda gran parte de su equipamiento original y ahora se ha convertido en una suite de lujo.
Con los pies en la tierra
También en la seguridad de la tierra se pueden encontrar multitud de hoteles y albergues fuera de lo común, que ofrecen dormir en lugares insólitos y que pueden convertirse en una aventura por sí mismos.
Entre ellos proliferan los hoteles-cárcel, que pueden encontrarse en Liubliana, Eslovenia, Lucerna, Suiza, con sus rejas en puertas y ventanas, en Mount Gambier, Australia o en Langholmsmuren, Estocolmo.
Y de las cárceles, al aire libre para encontrar antiguos cosos taurinos. Para los amantes del arte de Cúchares seguramente no hay mejor destino que una antigua plaza de toros para dormir entre ecos de tardes de sol y vueltas al ruedo.
Del siglo XIX es la plaza de toros de San Pedro en Zacatecas (México), que cerró sus puertas en 1975 y en la que ahora se alza la Quinta Real Zacatecas, cuyo proyecto de restauración, que recibió el Premio Internacional de Arquitectura, ha conservado el carácter y la estructura original del lugar.
Estructurado alrededor del antiguo coso, convertido en un patio colonial, el lugar es de una belleza excepcional, y sus habitaciones están decoradas con antigüedades y obras de arte.
Muy diferente a los hoteles de hielo o a dormir en un iglú, que en algunos casos el mismo viajero puede ayudar a construir. Pero el hielo no es el único material de construcción fuera de lo común.
Si se viaja hasta Bolivia, en el salar de Uyuni está el complejo turístico Luna Salada, construido con bloques de sal y que sus propietarios califican como "uno de los hoteles más extravagantes del mundo", dónde no sólo las paredes son de cloruro de sodio sino también la mayor parte del mobiliario, en el que se puede dormir a partir de 85 dólares la noche.
Y del Salar de Uyuni a la reserva biológica de Huilo Huilo, en Chile, para llegar a la Montaña Mágica, aunque en poco se parece a la de Thomas Mann, pues se trata de un hotel con forma de montaña cónica con una cascada que baña su fachada, jalonada de ventanitas en arco.
Y de hoteles con los pies en el suelo, el viaje continúa por otros bajo tierra o para ser más precisos dentro de cuevas, arquitectura que puede encontrase en España, Turquía o Marruecos, entre otros países.
En España, las casas cuevas son tradicionales en algunas zonas del sur y muchas se configuran ahora como alojamientos rurales, por ejemplo en Granada, donde se sitúan las cuevas de Almagruz, seis apartamentos-cueva con todo lo necesario y una temperatura constante en su interior de 20 grados, ya sea verano o invierno.
Excavado en una montaña de la Capadocia turca el hotel Yunak Evleri lo forman 30 habitaciones-cueva de los siglos V y VI, que antes de una restauración de cuatro años estaban en ruinas, y una casa del XIX.
La forma original de cada cueva ha sido respetada por lo que cada habitación tiene un estructura diferente, con una atmósfera única y todas las comodidades, para intentar mantener, según sus propietarios, un puente entre el pasado tradicional y la modernidad.
En el fondo del mar
Y para los que un hotel el primera línea de playa no es suficiente, nada mejor que buscar una habitación de bajo el mar, la que ofrece en Florida el Jules' Undersea Lodge, con la entrada a casi seis metros y medio bajo el agua y a la que se accede buceando.
Dos habitaciones, con espacio para seis personas, y una sala común, equipada con todo lo necesario, desde nevera a televisión, teléfono y cine en DVD, la estructura submarina tiene ventanas de ojo de buey para poder contemplar la rica fauna y flora marina de la laguna Esmeralda en Cayo Largo.
Con todo ello, hasta el más exigente de los viajeros tiene a su alcance una oferta casi inagotable para poder disfrutar de dulces sueños durante mil y una noches singulares.
lae



