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Agencia Espacial Mexicana, en temas de seguridad nacional

Afirma especialista de la UNAM que es una alternativa para superar la dependencia científica y tecnológica del extranjero, pues activaría la industria espacial en nuestro país

La Agencia Mexicana facilitaría la construcción de satélites para comunicaciones y segurdad en México. (Foto: Archivo )

Lunes 20 de junio de 2011 Redacción | El Universal22:40
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De contar con la inversión económica suficiente, la recién creada Agencia Espacial Mexicana (AEM) impulsaría, por ejemplo, la construcción de satélites no sólo de comunicaciones, sino también para enfrentar asuntos de seguridad nacional, afirmó Alejandro Farah Simón, Jefe de Mecánica del Departamento de Instrumentación del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM.

El especialista destacó que una agencia espacial debe producir ciencia y tecnología aplicada para impulsar a la industria espacial nacional y para servir a la sociedad, y consideró que para que ésta sea sustentable, tiene que especializarse en un área de interés tecnológico y así dejar de depender de empresas extranjeras.

Un ejemplo de cuánto nos cuesta a los mexicanos nuestra dependencia científica y tecnológica con el extranjero es la contratación de las empresas Boeing y Orbital, de Estados Unidos, quienes realizan el proyecto Mexsat-3: un sistema de tres satélites de comunicaciones, que tendrá un costo de 3 mil millones de dólares. Mexsat-3 se pondrá en órbita a finales de 2012, señaló.

Antecedentes de la Agencia Espacial Mexicana

El 30 de Junio de 2010, y con un limitado presupuesto de 10 millones de pesos, se decretó la creación de la AEM. Si bien ésta todavía no se encuentra en operación, su planeación ya ha impulsado a sus gestores a conformar una política espacial en México.

A diferencia de otros proyectos espaciales mexicanos, como la Comisión Nacional del Espacio Exterior, que data del año1962, la AEM cuenta con el apoyo social, de empresas privadas y de varias dependencias gubernamentales como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, las secretarías de Marina y Defensa, y la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre otras.

Las instituciones académicas que son fundamentales para la instauración y desarrollo de esta agencia son la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En lo que respecta a la creación y gestión de la AEM, la UNAM se erige no sólo como un componente imprescindible, también es un importante antecesor: entre sus académicos, han existido numerosos promotores de proyectos espaciales, como la Dra. Ruth Gall (1920-2003), quien fomentó la investigación de rayos cósmicos.

En el pasado, la institución universitaria implementó proyectos académicos como el Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial (PUIDE) que, además de impulsar una política espacial, tenía por objetivo hacer investigación aplicada, ingeniería aeroespacial, docencia y difusión; este proyecto universitario, actualmente cancelado, fue el primero en poner en el espacio un satélite hecho en México: el UNAMSAT 2.

Otro proyecto de la UNAM relacionado con la exploración espacial fue el Taller Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial (TUIDE), creado para aglomerar universitarios y así prepararlos para cuando la agencia espacial existiera. El taller tenía por objetivo promover la creación de dicha agencia y fomentar la concepción de una política espacial.

Después del TUIDE, surgió la Red Universitaria del Espacio (RUE), que actualmente mantiene proyectos de investigación en telemedicina, comunicación, industria aeroespacial, robótica y experimentos biológicos en el espacio, entre otros temas.

Gracias a la experiencia adquirida en el TUIDE, la Universidad Nacional logró incorporarse en proyectos internacionales como el Telescopio Espacial JEM-EUSO, en el cual colabora el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN), y que aglomera a 12 países y 250 científicos. El grupo de científicos mexicano es responsable de crear la electrónica de adquisición de imágenes del mencionado telescopio, que será puesto en órbita por la Agencia Espacial Japonesa.

El IA también colabora en proyectos internacionales, como el Synoptic All-Sky Infrared Survey (SASIR), que consiste en la construcción de un telescopio de 6.5 metros de diámetro, en San Pedro Mártir, Baja California. El telescopio será usado para tomar fotografías en infrarrojo de manera robótica. Con las imágenes obtenidas, se generará una suerte de cartografía del espacio. La relevancia científica del proyecto SASIR es enorme, tanto, que "en el mundo, no suelen existir proyectos de esa naturaleza", afirmó Alejandro Farah.

El Reionization and Transients Infrared/Optical Proyect" (RATIR), que funcionará en conjunto con el telescopio de San Pedro Mártir de la UNAM, y que el IA lleva a cabo con la Universidad de Berkeley y la NASA, consiste en una cámara de campo amplio que detecta las explosiones de rayos gamma en el cosmos. Este tipo de explosiones son eventos de altas energías y, por ello, es importante conocer la física detrás del suceso.

Otras colaboraciones internacionales de la UNAM son: el proyecto TAOS II, en conjunto con Taiwán y Estados Unidos, y el proyecto SVOM/GFT, impulsado por China y Francia, el cual detectará rayos Gamma y X, y producirá un censo de objetos celestes con diámetro menor de medio kilómetro.

Otro proyecto relevante que desarrolla la UNAM es el rastreo de chatarra espacial, objetos que pueden dañar los satélites artificiales en órbita. La Academia de Ciencias de Rusia propuso a la institución universitaria mexicana colocar un telescopio en San Pedro Mártir, Baja California, para tomar información de la basura espacial, y así elaborar modelos matemáticos de sus órbitas irregulares. Con los datos obtenidos se podrá conocer qué sitio es el apropiado para colocar un nuevo satélite en órbita.

La UNAM, con sus proyectos académicos y colaboraciones internacionales, ha recopilado información vital que habrá de servir a la nueva AEM. Al respecto, Farah puntualizó que es necesario que nuestra agencia cuente con un "director adecuado, que no desestime la experiencia de lo que ya se hizo en el país por muchas instituciones. De lo contrario, seguiremos dependiendo de otros países", concluyó.

Con información de la Dirección de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.

 



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