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Lo ideal es educar, no restringir

Proyecto Internet
Lunes 30 de mayo de 2011 Octavios Islas* | El Universal
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El pasado martes 24 de mayo dio inicio en París, Francia, la cumbre tecnológica eG-8, cuyo principal propósito fue analizar la creciente influencia de Internet en la sociedad. 

En el referido acto participaron algunos líderes de importantes empresas tecnológicas, como Facebook, Google y Amazon. Los usuarios lamentablemente fueron excluidos en el gran debate. 

Nicolás Sarkozy, presidente de Francia, finalmente consiguió que el papel de los gobiernos en la regulación de Internet fuese incluido en el borrador de la declaración final del G8, a pesar de ciertas reticencias de Estados Unidos. 

Internet ha contribuido a forjar una nueva ciudadanía, la cual no se limita a mantenerse informada de los principales asuntos de interés público, sino a participar en la discusión y análisis a través de algunos de los principales ambientes mediáticos que introdujo la web 2.0, entre los que destacan las redes sociales. 

Por supuesto la nueva opinión pública emergente resulta sumamente incómoda a gobiernos de carácter autoritario.

Internet ha venido gestando un nuevo orden informativo internacional. Recordemos que en el desarrollo de la "primavera democrática" en algunos de los países del mundo árabe, las redes sociales, y Twitter especialmente, observaron un rol protagónico. 

Las filtraciones realizadas por WikiLeaks generaron enorme nerviosismo en todos aquellos gobiernos renuentes a hacer transparentes sus actos y rendir cuenta de éstos a la ciudanía. 

La imaginación autoritaria no solo pretende criminalizar el periodismo de investigación -como atinadamente destacó Julian Assange la semana pasada-; peor aún, la imaginación autoritaria parece dispuesta a convertir a Internet en la policía del pensamiento (Orwell). 

Algunos gobiernos, por ejemplo, pretenden obligar a los proveedores de Internet  a revelar información de los usuarios que descargan ilegalmente archivos de música o películas. En China, India y Cuba se practican diversas formas de censura a los contenidos.

Un argumento que insisten presentar quienes pretenden limitar la libertad de expresión en Internet, destaca que el desarrollo de la red ha propiciado una zona de excepción a normas éticas y morales, como se deduce de las palabras del presidente Sarkozy: "El universo que representa no es uno paralelo, libre del imperio de la ley, libre de la moral y de los principios fundamentales que gobiernan la vida social en los países democráticos. Desde el momento en que Internet se convirtió en parte de la vida de la mayoría de la población, sería una contradicción mantener al gobierno lejos de este inmenso foro. Nadie puede o debe olvidar que los gobiernos en las democracias son los representantes legítimos de la voluntad popular".

Quienes pretenden impulsar restricciones en Internet también suelen pregonar la necesidad de proteger los derechos de autor y combatir al cibercrimen. Sarkozy, por ejemplo, insistió en la responsabilidad de emitir más leyes para  asegurar la protección del derecho de autor y la privacidad. 

En Francia, el mandatario ha decretado leyes que castigan con la desconexión a la red, además de multas e indemnizaciones al usuario que sea culpado por descargar música de forma ilegal, como la llamada ley de los "tres strikes"

La defensa de Internet corrió a cargo de organismos que protege los derechos digitales de los ciudadanos, como la Electronic Frontier Foundation. Por supuesto, los directivos de algunas de las principales empresas de Internet deslizaron algunas objeciones y cuestionamientos a los censores. 

El debate apenas comienza. Sería deseable que los gobiernos autoritarios que pretenden imponer determinadas restricciones a Internet se dediquen a poner en marcha programas de alfabetización digital en sus respectivas sociedades. La respuesta inteligente a los retos que nos impone Internet obliga a educar, no a restringir. 

eca



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