El crucero aún no partía del puerto de Acapulco y ya había problemas. El sistema de registró colapsó, lo que en palabras del director Henry Yaniz, provocó que se duplicaran las cabinas, es decir, se asignó a más de un pasajero o una familia en el mismo camarote, percance que se solucionó casi hasta la medianoche (los pasajeros abordaron a las 15 horas).

Hubo maletas perdidas y el aire acondicionado brillaba por su ausencia en la mayoría de las cabinas al igual que el internet.

Sí, la gente estaba enardecida, aunque para el segundo día a la mayoría se le olvidaría que por algunos pasillos circulaba un hedor a orines, al igual que en los baños de los camarotes. Los 80 millones de dólares que dicen los directivos que se invirtieron para la remodelación del ahora Ocean Star Pacific, "el primer crucero creado para los mexicanos", no se notaban tampoco en las alfombras desgarradas, en las llaves comunes y corrientes (en lugar de tarjetas electrónicas) que se atoraban en las chapas por el salitre; las puertas de las cabinas había que "taclearlas" para poder entrar.

Yaniz afirmó que el barco sólo estaba remozado en un 40%, el resto estaría listo "en cuatro o seis meses". Por estos servicios, los pasajeros pagaron de 10 a 15 mil pesos por persona (según su cabina), resumidos en una estancia de siete noches en altamar.

No faltaban los comentarios sobre los precios tan elevados de las bebidas: agua natural, (botella de 330 ml) 25 pesos; cervezas de lata, 55 pesos; jugos, 28 pesos; licores y vinos desde 60 hasta 800 pesos. Pero reconozco que también hubo críticas a favor de la comida, la música y la atención de la tripulación, en su mayoría chilenos, uruguayos, venezolanos, dominicanos, colombianos y panameños.

El viaje inaugural concluyó el jueves14 de abril. Otra vez el caos regresó al momento de realizar el "check out": cargos duplicados, las terminales para tarjetas de crédito y débito no funcionaban y la fila en el lobby, una vez más, era interminable.

Por si faltaba algo más, en su segunda travesía y como ya se sabe, el crucero tuvo un conato de incendio en el cuarto de máquinas. Se localizaba a ocho kilómetros de tierra, en las cercanías de Huatulco y con 515 viajeros a bordo. Afortunadamente el saldo fue blanco y todos fueron puestos a salvo.

Para recordar

Los medios de comunicación anunciaron con alboroto la llegada de la primera naviera mexicana, el nombre del proyecto Ocean Star Cruises.

La familia Name, propietarios de los hoteles Aqua, operados por Grupo Posadas, y la textilera Modatelas, invirtieron en un crucero construido en 1970 para la compañía Royal Caribbean. A sus 41 años de vida, el barco llegó a México para llevar de vacaciones por el Pacífico al turista nacional.

La fama fue tal que hasta el presidente Calderón asistió a la inauguración de la embarcación. Pero él no estaba en la lista de los primeros pasajeros que abordaron el domingo 10 de abril, cuando el crucero emprendió su primera travesía.

Este incidente, según una publicación nacional de negocios y economía, arroja muchas lecturas, que derivan en un punto específico: la falta de rigor de las autoridades para ejecutar la ley, situación que deja a la deriva a los usuarios de los cruceros que surcan las aguas nacionales.

De acuerdo con esta publicación, el Ocean Star Pacific ya había sido remodelado tres veces y por su edad no podía navegar en otras partes del mundo, pues los tratados internacionales son muy estrictos en la materia y, en todo caso, si lo hubiera hecho, se habría dirigido a algún cementerio de barcos.

Estas afirmaciones fueron desmentidas por el mismo director del crucero, Henry Yaniz, a través de una carta dirigida al medio: "el barco cumple con todas las regulaciones internacionales en vigor en materia de seguridad de navegación y protección de la vida humana en el mar, incluyendo el permiso de navegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Es un crucero diseñado y construido para prestar servicio por años, fue objeto de una exhaustiva renovación, desde las áreas destinadas a los pasajeros hasta los aspectos técnicos, mecánicos y de seguridad".

Mientras hacía fila para desembarcar, el jueves 14 de abril, un pasajero en voz alta comentaba: "me arrepiento de haber invertido, un año de ahorros, en estas supuestas vacaciones flotantes". A él se unían otras personas que compartían la misma opinión, otros sólo sonreían.

El barco se encuentra en Salina Cruz, Oaxaca. Está siendo reparado y se espera que a finales de mayo reinicie operaciones.