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Bilbao, pedacito de corazón español

Descubre la arquitectura, gastronomía y arte de esta moderna ciudad en 24 horas

ZUBIZURI. Diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava para unir el Campo Volantín con el Muelle Uribitarte. (Foto: Archivo EL UNIVERSAL )

Martes 08 de marzo de 2011 Viridiana Ramírez | El Universal00:39
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10:00 Ya quiero estirar las piernas, lo tengo bien merecido después de 13 horas de vuelo desde México. Pero todavía tengo que aguantar una hora más de camino, el aeropuerto está a las afueras de Bilbao.

El taxi que me lleva al hotel me cobra 17 euros. Soy privilegiada al hospedarme en el Gran Hotel de Bilbao, en la zona Miraflores, a dos cuadras del centro o mejor conocido como Casco Viejo. Otro plus: está frente al museo Guggenheim.

13:00 No me importa el jet lag, tengo un día para conocer la capital de Vizcaya, provincia del País Vasco. Primera parada y obligatoria: el Guggenheim.

Ni siquiera llego a la entrada y ya estoy maravillada. Lo custodia Puppy, el perro guardián del recinto. Es un cachorro terrier de 12 metros de altura forrado con flores, amarillas, moradas, rojas, naranjas y blancas. Él es parte de la colección privada de la fundación Solomon R. Guggenheim. Afortunadamente no es lunes y el museo está abierto.

Pago 11 euros para tener acceso al edificio diseñado por Frank Gehry. Esa fachada de titanio con formas retorcidas y curvilíneas resguarda una de las colecciones de arte abstracto más importantes del mundo.

15:00 Al salir contemplo el puente de La Salve que pasa por encima del museo y parece atravesar el edificio de lado a lado. Es sostenido por largos cables de acero y un arco rojo. Por aquí pasan los autos para librar el río Bilbao, en el que se hacen paseos en lancha. Rentar una costará 10 euros. Yo prefiero ahorrarme la remada.

16:00 Los pinchos (se escribe pinxtos) son una tradición gastronómica en Bilbao, clásicos bocadillos ya sea de tortilla española con aceitunas, galletas con ensalada de papa, zanahoria y camarón, boquerones capeados, jamón serrano, papas con salsa tártara o paella y otros más. Lo mejor es ir a una taberna de las calles Abando o Idautxtu, en el Casco Viejo, sentarte en la barra y pedir una cerveza mientras comes pinchos. Con ocho euros uno se queda satisfecho. En mayo se realiza el concurso anual de pinchos en donde participan las mejores tabernas. Hay degustaciones gratuitas, así uno puede comer y ahorrar unos euros.

17:30 Hora de conocer el Mercado de La Ribera. Los recintos más importantes están dentro del Casco Viejo, así que todo se puede conocer a pie. Encuentro el edificio de tres niveles y art déco en la calle Ribera 20. Se trata del mercado de abasto cubierto más grande de toda Europa.

19:30 El sol se ha marchado y ahora me dirijo al puente Zubizuri, toda una pasarela peatonal iluminada de 15 metros de largo. Empiezo a caminar la rampa y el vértigo se apodera de mí al ver su piso de cristal. Mi reflejo está en el río. Desde aquí contemplo la ciudad iluminada con farolas amarillas.

21:00 Un descanso en el hotel y regreso a las calles de las tabernas. Los jóvenes se apoderan de la noche los fines de semana. Tres horas se consumen entre pinchos, cerveza y una copa de vino tinto en Los Mundos, en la calle Abando. La marcha, como le llaman a la fiesta, me sale en 15 euros.

lae



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