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Hacer vino, un acto pasional

Undurraga, una de las bodegas más antiguas de Chile centra su propuesta en la innovación y nuevas propuestas de difusión

En Chile, la vinícola ocupa el segundo lugar en términos comerciales, después de Concha y Toro. (Foto: Cortesía )

Jueves 17 de febrero de 2011 Rubén Hernández y Alejandra R. Barragán | El Universal07:30
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Un manejo excepcional de las cepas y modelos productivos que refuercen una propuesta de sostenibilidad y enoturismo conforman la filosofía de Undurraga, advierte en entrevista Claudio Rosendo, directivo de la bodega chilena fundada en 1885 por Francisco Undurraga, en el Valle del Maipo.

“Cuando hablas de Argentina quieres un Malbec, cuando lo haces de Chile mencionas un Carménère. Pero son temas completamente opuestos porque puedes hacer vinos con Malbec de cualquier parte del mundo, mientras que con la Carménère sólo si usas un injerto de corte tipo americano, resistente a las plagas.

“Chile está blindado climáticamente, por eso se puede hacer vino monovarietal de Carménère con cepas de origen francés”, explica el especialista.

De acuerdo con Rosendo, la bodega mantiene su vigencia en el mercado nacional e internacional a partir de una combinación de métodos tradicionales y la aplicación de tecnología de punta, principalmente de origen italiano.

“Somos la segunda bodega del país, en términos comerciales. Primero está Concha y Toro, después estamos nosotros, seguidos de San Pedro y Montes. El año pasado llegamos a casi un millón de litros. Los cambios que se hicieron en la bodega nos ayudaron muchísimo; 80 por ciento es exportación y 20 por ciento va al mercado nacional, para no perder la marca.

Exportamos a 86 países. La familia Undurraga se retiró de la bodega, el problema de ellos es que pensaban que vivirían de la marca, pero son gente de campo, no son comerciantes.

“Hay 370 bodegas en Chile, hace 10 años apenas existían. Hay bodegas que no se conocen. El problema que tiene Chile es que no trabaja como marca país, al contrario de Argentina. Nos peleamos entre nosotros y se pierde el mercado”, resalta.

A LA CAZA DEL TERRUÑO

Uno de los aspectos positivos que destaca Rosendo en cuanto a la propuesta de Undurraga es la posibilidad de disfrutar un vino hecho con el mismo tipo de uva, no obstante que sea cosechada en diferentes valles.

“Hemos desarrollado este concepto a partir de una línea de vinos que se llama TH, Terroir Hunter. Rafael Urrejola es el enólogo, un buscador de terroir para brindarte el mismo Syrah, con la misma tanicidad, con cepas de diferentes zonas.

“La única variedad  que se planta en un sólo lugar es la Carménère. Todavía estamos buscando el terroir correcto, el único que hemos encontrado se localiza en  el valle de Colchagua, no hay otro sitio, su clima es ideal”, indica Rosendo, para quien  una máxima en la vinicultura consiste en tener mucha pasión por el vino o de lo contrario no dedicarse a éste.

HASTA EL FONDO

Con relación al desarrollo del enoturismo, Rosendo destaca la importancia de que la gente entienda cómo se hacen los vinos, conociendo los viñedos y acercándola a los procesos y detalles de la vinificación.

“Hay gente que se apasiona y una vez que lo hace, puedes enseñarle los terroir. Así se va a ir mucho más informado, van a entender, eso es un plus, y no es algo sencillo, el vino es pasional.

 Una cosa es que estés de turista en un país y vayas a conocer un viñedo o bodega, que planear un viaje más a fondo. Necesitas una programación. Las visitas a las bodegas no son caras. Una buena comida en Chile puede salirte en unos 30 dólares, almuerzo 30 dólares, el hospedaje sería como de 80 dólares, en hoteles cómodos. El vino lo ponemos nosotros”, explica.

Por ello, trabajan en excavaciones de tres metros para que la gente pueda circular debajo de los viñedos, con ayuda de vitrinas, y vea cómo es un viñedo por debajo y las diferentes capas de la tierra.

“Habrá una hectárea donde estén todas las cepas y aprecien cómo es cada una. Dispondremos de una escalera que bajará al subsuelo para aprecien de donde proviene el vino, verán hasta los bichitos.

“No conozco ninguna bodega que tenga algo así. No ganas comercialmente, pero van a hablar del subsuelo, de cómo se hacen un vino y eso es lo interesante”, concluye Claudio Rosendo.



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