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Viaje en dos ruedas por el Danubio

Recorrra el valle de Wachau y deguste el vino de la región catalogada como paisaje cultural por la UNESCO

RECORRIDO. Una parada indispensable es en la bodega de vino Holzapfe. (Foto: AP )

Sábado 06 de noviembre de 2010 AP | El Universal00:39
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Considérelo una sesión de ejercicios con pausas para vino. Con senderos que serpentean entre viñedos, frutales y aldeas pintorescas junto al Danubio, la famosa región austriaca de Wachau es excelente para exploraciones en bicicleta.

Móntese en su bicicleta para saborear el delicioso vino blanco Grüner Veltliner, disfrutar dumplings rellenos con albaricoque y subir a las ruinas de un castillo en el que estuvo cautivo Ricardo Corazón de León.

Un lugar perfecto para empezar su gira en dos ruedas es el pueblo de Mautern, a unos 80 kilómetros al oeste de Viena, que tiene un museo de historia romana y, no por casualidad, uno de los mejores restaurantes del país.

El Landhaus Bacher, administrado por una familia, crea comidas deliciosas, aunque caras, elaboradas con ingredientes locales y servidas en un ambiente discreto, pero elegante.

Los comensales pueden optar entre sofisticados menús de múltiples platos que, si lo permite el estómago, pueden culminar con un postre de dos enormes marillenknoedel, unas golosinas tradicionales de masa polvoreadas con migas de pan y azúcar que, cuando son abiertas, revelan albaricoques cosechados localmente, por supuesto.

Espere pagar más de 250 euros (4 mil 338 pesos mexicanos) por una cena de platos múltiples para dos, con vino. Los precios son más razonables durante el almuerzo, cuando 100 euros (mil 735 pesos mexicanos) pagan por tres platos y vino para dos. Los platos también pueden ser pedidos individualmente.

Pero, volvamos a la bicicleta.

Cuando uno pedalea río arriba, al otro lado del puente desde Nautern, uno pronto llega al pueblecito de Duernstein, que, con sus calles adoquinadas y el chapitel azul de su iglesia, es una importante atracción turística.

Fue allí que el rey Ricardo Corazón de León estuvo prisionero a cambio de rescate desde diciembre de 1192 hasta marzo de 1193. Siglos más tarde, las ruinas del lugar donde estuvo cautivo aún pueden ser exploradas.

 

Scott Williams

Finalizada la lección de historia, uno pedalea cuesta abajo hasta Weissenkirchen, donde la tienda Wachauer Bauernladen, de Christian Loidl, le hace la boca agua.

"Tenemos clientes regulares que nos visitan varias veces al año para abastecerse", dijo Loidl, de 38 años, durante una reciente visita.

"Como promedio se gastan unos 300 euros (5 mil 206 pesos mexicanos)", aseguró.

No es sorprendente, considerando lo que hay en los estantes: mermeladas y pastas caseras, néctar de albaricoque y, por supuesto, cajones y cajones de vino.

Con la boca aún aguada, siga pedaleando al oeste, hacia dos conocidas bodegas de vino, Jamek y Holzapfel, ubicadas en hermosos edificios con mesas al aire libre para disfrutar el paisaje y descansar los músculos.

Ambos son lugares perfectos para un bocado, acompañados por una copa a dos de los excelentes vinos de la región, Riesling o Grüner Veltliner si prefiere vino blanco, o Zweigelt y Sp burgunder para los amantes de los tintos. ¿No sabe lo que quiere? ¡Pruébelos todos!

Después tome rumbo a la aldea de Willendorf, donde una voluptuosa estatuilla del paleolítico fue descubierta hace más de 100 años y ha sido celebrada por sus femeninas curvas desde entonces.

Aunque el original mide apenas 10 centímetros, los visitantes pueden posar junto a una enorme réplica de la belleza de 25 mil años mientras disfrutan del panorama del Danubio.

Exactamente qué representa la Venus de Willendorf, o quién la talló, eso sigue siendo un misterio. ¿Fue ella un símbolo de fertilidad, un amuleto de buena suerte, una diosa o quizás una pieza prehistórica de pornografía?

 

Aún pensando en eso vaya cuesta arriba en su bicicleta a través de Emmersbach hasta una encantadora feria de burros en la que niños y no tan niños pueden dar paseos en Bonifaz, Fridolin y Willibald u otro de esos nobles animales.

Suavizando la empinada subida está una vista de la abadía de Melk,  una impresionante, enorme estructura que alberga una iglesia, un museo, una biblioteca y un magnífico salón de mármol con hermosos frescos, al otro lado del Danubio.

 

¿Muy cansado, o quizás con el vino en la cabeza? Vuelva a bajar y súbase a uno de los numerosos botes que llevan a los turistas río arriba y río abajo. En una hora y 40 minutos está de regreso en Krem.

 

Más información:

Destino cultural según la UNESCO

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vrs



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