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GIORGIO DE’ANGELI (1924-2009):Réquiem por un sibarita

A los 85 años de edad fallece el ‘Caballero defensor de la cocina mexicana’ y presidente de Slow Food en el país

De'Angeli dirigió con su esposa Alicia Gironella el restaurante El Tajín. (Foto: Archivo )

Jueves 04 de junio de 2009 Sarayd Luna y Marichuy Garduño | El Universal11:45

El pasado 29 de mayo atardeció para la cocina mexicana, con la muerte del gastrónomo Giorgio De’Angeli a causa de un infarto. A sus 85 años de edad, este italiano continuaba con la tarea que había tomado por propia voluntad casi cuatro décadas atrás: la defensa y promoción de la auténtica cocina mexicana.

Nacido en Roma el 1 de mayo de 1924, De’Angeli fue doctor en Economía, periodista de moda, arte y cocina, y presidente en México del movimiento culinario Slow Food.

"Quienes producen alimentos buenos y limpios merecen nuestro apoyo y agradecimiento. ¿Cómo podemos manifestárselos? Simplemente dándonos cuenta de que su trabajo es difícil y cuidadoso y requiere verdadera dedicación a lo que hacen. Aceptemos pagar algo más, un precio justo, por sus productos, que podemos encontrar en mercados, tiendas especializadas y supermercados. El ideal es conocer personalmente a estos artesanos, y comprarles directamente sus quesos, sus frutas, sus verduras, sus pollos o su miel; Slow Food propicia estos encuentros, porque bondad, limpieza y justicia no tienen precio", escribió.

JUEZ Y PARTE

De’Angeli vivió en Perú y Argentina antes de radicar en el país –la última mitad de su vida–, donde conoció a Alicia Gironella, con quien se casó el 14 de febrero de 1974 y dirigió uno de los restaurantes de cocina mexicana con más prestigio: El Tajín.

Su matrimonio con la cocina nacional ocurrió a partir de su trabajo como periodista. Fue él quien creó la crítica profesional de restaurantes y quien demandó que se hablara más de los chefs que de los restauranteros.

De’Angeli fue testigo de grandes cambios en la culinaria mexicana y lo documentó. En diversos artículos habló sobre cómo a partir de la década de 1970 las clases media y alta empezaron a aceptar que nuestros platillos típicos se sirvieran en restaurantes.

"Quién iba a imaginar ver las cocinas como ahora, tan limpias, con tecnología de punta, muy lindas y a veces, abiertas a la vista del comensal", señalaba satisfecho.

Asimismo, este gourmet se enorgullecía de que cada día más gente en México optara por el vino para acompañar sus comidas, y ansiaba el momento en que para todos los comensales esta bebida fuera indispensable.

"Saber y sabor son dos palabras que derivan del verbo latín sapere, que significa tener cultura y buen gusto. Consecuencia: el que más sabe come mejor.

"Nuestra comida debe ser buena, o sea de nuestro agrado. Pero con eso no basta: debe ser de buena calidad, sana, bien hecha. Su sabor debe contribuir a nuestra felicidad. Es verdad que los gustos cambian según los tiempos y los lugares, o sea según la cultura y las costumbres de quien come. Lo que gusta a los japoneses no necesariamente gusta a los turcos, ni los platillos vietnamitas son los preferidos de los irlandeses. Con leer un recetario mexicano del siglo XVIII nos damos cuenta de cómo ha variado la sensibilidad de los paladares de hoy", refirió alguna vez.

De’Angeli siempre alimentó su espíritu con una fuerte pasión culinaria. Algunos de los libros que escribió son El mundo del vino, Guía gastronómica de México y Comer como Dios manda. En colaboración con Alicia Gironella están el Gran libro de la cocina mexicana y El Larousse de la cocina mexicana, entre otros.

Minutos antes de morir, De’Angeli trabajaba en un proyecto editorial lleno de sabores que dejó sobre su escritorio.

"Se trata de un libro sobre la historia de nuestras vidas, con los hechos más importantes", explica Alicia Gironella. "Se quedó en la parte de la estancia en La India y lo dejó bastante bien organizado. El proyecto lo terminaré con mis nietas Fernanda y Mónica".

 Girogio fue un extraordinario amigo. Siempre caballero, inteligente, culto, divertido, con un sentido del humor sarcástico, podía hacer bromas de sí mismo. Amante de la buena vida y de la buena mesa, gracias a él y a su esposa, Alicia Gironella, tenemos el movimiento Slow Food
en México”.
Margarita Carrillo de Salinas, Chef propietaria del restaurante, Don Emiliano

 

Más que un vacío, Giorgio De’Angeli dejó en el medio culinario muchas cosas que están vivas: su pasión por México, por la filosofía de Slow Food, y miles de alumnos que recibimos enseñanzas de él. Fue un ejemplo para el periodismo gastronómico. Lo vamos a extrañar, pero en espíritu seguirá vivo”.
Gerardo Vázquez Lugo, Chef propietario del restaurante Nicos

En lo personal, llegué a apreciarlo mucho; y en términos profesionales, lo reconozco como un gran gourmet. Con él se va una época del mundo culinario, fue el iniciador de muchas cosas que legó a las nuevas generaciones de amantes del buen comer; su presencia fue muy importante en la cultura gastronómica de México y el mundo".

Marcela Briz Garizurieta,propietario del restaurante El Cardenal

 

Aun cuando su partida nos provoca una enorme tristeza, debemos estar felices; Giorgio ha sido convidado a la mesa con otros grandes gastrónomos, en la cual hará gala de su pícaro encanto, extraordinaria memoria, amplia sabiduría y puntilloso humor que siempre lo caracterizaron. Descanse en paz".

Cristina Palacio, profesora gastronómica

 

Fue una persona que tomó muy en serio su papel, no sólo como gourmet o como un hombre de cultura, sino que se convirtió en un militante de la defensa de las cocinas; se volvió un verdadero filósofo de la gastronomía. Fue un gran pilar para la formación del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana".

Gloria López Morales, Presidenta del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana

 

 



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