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Domingo 11 de enero de 2009 Juan José Rodríguez | El Universal

juan.rodriguez@eluniversal.com.mx

Existen dos tipos de telescopios. Los refractores –como el de Galileo- utilizan un sistema de lentes, son sencillos de usar y económicos aunque no pueden ser de gran potencia porque una lente mayor implica aberraciones cromáticas. Son óptimos para principiantes pues requieren de muy poco mantenimiento.

Los de reflexión –inventados por Isaac Newton- usan espejos, son excelentes en objetos débiles como galaxias y nebulosas. Al no usar lentes logran imágenes con mayor brillo y bajas aberraciones ópticas que funcionan mejor para la fotografía.

Sus desventajas: necesitan de cuando en cuando alinear los espejos, son pesados y más costosos.

¿Qué necesito?

Un vendedor honesto preguntará la edad y los intereses del futuro usuario, si el aparato será usualmente transportado o quieres conectarlo a una computadora.

Evita comprar uno de plástico con lentes de mica, será un juguete que no te servirá. El precio de uno refractor serio puede empezar en los mil pesos. Búscalo con un rango de 700 mm y cristales Huygens.

El Barlow es un aditamento muy común, pues ayuda a observar la luna aun más cerca. Nuestro satélite natural ofrece paisajes fascinantes para los principiantes.

Otro "extra" muy usual es el lente erector, que sirve para ver paisajes de la tierra "al derecho", pues un telescopio está diseñado para ver cuerpos más lejanos, lo que provoca que a distancias cortas -unos cuantos kilómetros- la imagen aparezca invertida.

Si quieres más información visita las páginas: www.ofershop.com y www.meade.com

 

 

 



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