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Cafés con historia lugares de charla y buen comer

En el siglo XIX aumentaron los establecimientos para disfrutar de una taza de aromático, excelente cocina y una plática animada sobre los temas de actualidad

Café La Concordia. (Foto: Archivo El Universal )

Viernes 29 de agosto de 2008 Adriana Durán Avila | El Universal11:29

Los cafés en México fueron, desde sus inicios, espacios de reunión, de conspiraciones políticas, de lectura de periódicos y peñas literarias. Durante el imperio de Maximiliano llegaron al país muchos franceses, animados por la estabilidad que prometía el nuevo gobierno ayudado por el gobernante galo Napoleón III.

Al hablar de gastronomía mexicana del siglo XIX, con frecuencia se hace referencia a la influencia francesa; sin embargo, resulta interesante observar que si bien esa cocina se imitaba en los nuevos cafés y restaurantes, fueron los empresarios italianos quienes constituyeron los establecimientos de mayor prestigio. Llevaron a su máxima expresión la modalidad del café urbano.

"Entre lo más concurridos estaban los Felcheri; el de Juan Minetti, en el portal de Mercaderes, y La Concordia, propiedad de Omarini, sin duda el más lujoso de todos. Estuvo abierto de 1868 a 1906. asimismo, en la Alameda se encontraba El Recreo," dice René Rabell Jara, en el libro La Bella Época, de editorial Clío.

Al paso del tiempo se observaron notables remodelaciones en establecimientos como el Café del Refugio, la fonda del hotel nacional y el café La Bella Unión. Otros más fueron edificados bajo un concepto de lujo y comodidad, como El Recreo Mexicano.

"Resaltó igualmente el café Manrique, del que no existen datos precisos. Se ubica en lo que hoy es Tacuba y Monte de Piedad. Más tarde, en 1806, se abrió el café de Medina," dice Clementina Díaz y de Ovando, en Los cafés del siglo XIX.

Para 1833, águila de oro fue refugio de políticos conservadores y liberales que bebían "fósforos" o "fosforitos", bebidas elaboradas con café y aguardiente. El 1 de junio del mismo año abrió sus puertas la Fonda Italiana, en Palma 4, donde servían café, chocolate al gusto, licores y fiambres. Por otro lado, el Café del cazador, abierto en 1835, fue uno de los mejores y más frecuentes de la ciudad.

Una ciudad llena de vida

El 14 de septiembre de 1851 se inauguró el Café Bazar que tuvo el primer nevero mexicano, el señor Barrera, cuyos productos causaron envidia entre los extranjeros.

Dos años después se instaló, en las calles de la Tercer Orden de San Agustín (Isabel la Católica, entre Uruguay y Ayuntamiento) y San Felipe Neri (República del Salvador), la Fonda Francesa, donde a todas horas se podía tomar café o chocolate.

En el café y restaurante Parisien se podía disfrutar la bebida aromática a todas horas. Estaba en el callejón del Espíritu Santo 10. Permanecía abierto hasta las 22:00 horas. Las cenas, cuentan las crónicas, eran exquisitas, a precios realmente razonables para la época.

La doctora Díaz y de Ovando advierte que un café que siguió figurando a lo largo del siglo XIX, el Antiguo Café de Medina, ubicado en la segunda calle de plateros y la Profesa, ahora Francisco I. Madero. El salón Chapultepec, La concordia y Café Colón fueron algunos de los restaurantes que deleitaron a los gourmets de esos tiempos.

"A mediados del siglo XIX brillaba la Maison Doré, ubicada frente al Hotel Iturbide. Un mesero salió de este establecimiento para fundar su propio negocio. Se trataba de Benito Flores, que creó la Maison Raté, en la calle de Las Ratas 7, ahora Bolívar.

"Fue tan popular, que se hizo costumbre a la salida de los espectáculos asistir al restaurante Las Ratas, como se le conocía popularmente. Todas las clases sociales tenían que hacer cola para tener mesa," comenta Gustavo Casasola en seis siglos de historia gráficas de México.

Las familias que asistían a Las Ratas, agrega, llegaban lo mismo en la molesta calandria que en un lujoso landó. Se les colocaba en las puertas del coche una tabla que les servia de mesa. Podían saborear milanesas, asados de pollo, enchiladas y otros antojitos que hacían el deleite de todos los grupos sociales.

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