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Es un gen el que define el comportamiento agresivo

Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard afirma que pelear como una niña o hacerlo como un niño está determinado por un gen hallado en las neuronas de la mosca de la fruta, que es un factor determinante en el comportamiento de los géneros
Lunes 27 de noviembre de 2006 El Universal07:21

Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard afirma que pelear como una niña o hacerlo como un niño está determinado por un gen hallado en las neuronas de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), conocido como fruitless, que es un factor determinante en el comportamiento de los géneros.

Según Edward Kravitz, el especialista en neurobiología que desarrolló el modelo, "la agresión es un problema social muy serio que tiene un componente biológico y genético. Queremos comprender este fenómeno, y no puedo pensar en un sistema mejor que estudiarlo en la mosca de la fruta, para que nadie salga lastimado en el proceso."

El gen fruitless es conocido por su papel en el cortejo masculino, pues produce un grupo de proteínas específicas masculinas halladas exclusivamente en el sistema nervioso de la mosca de la fruta, en aproximadamente 2% de las neuronas. Dichas proteínas son necesarias para el ritual normal de cortejo, pues los machos que las han perdido no sólo no se interesan en las hembras, sino que a veces cortejan a los mismos machos. Asimismo, las hembras que tienen la versión masculina del gen realizan el cortejo ritual con otras hembras.

El estudio mostró que ese mismo gen dirige otra forma específica de comportamiento asociado con la sexualidad: los patrones de pelea.

En el caso de las hembras, por ejemplo, éstas propinan topes con la cabeza a sus rivales, así como empujones, mientras que los machos prefieren las embestidas. Para ello se apoyan en sus patas traseras y doblan con fuerza las delanteras para saltar sobre su oponente, al cual causarán daño si no es lo suficientemente rápido como para evitar el ataque.

Las moscas sufren una inversión mayor de roles cuando las versiones del gen les son cambiadas. Con el gen femenino, los machos adoptan las tácticas de ataque de las hembras, mientras que éstas, con el gen masculino, excluyen instintivamente sus técnicas de enfrentamiento.

Barry Dickson, coautor de la investigación y director del Instituto Molecular de Patología, en Austria, creó machos con la versión femenina del gen fruitless, y viceversa.

Sus estudios sobre cortejo en estos especímenes concluyeron que los machos con el gen femenino no actuaban como los de su género, pero tampoco estaba muy claro si actuaban como hembras, pues el comportamiento del cortejo involucra feromonas y cuestiones anatómicas, mismas que no cambian con la alteración del gen.

Durante los últimos cinco años, los investigadores han registrado las peleas para determinar patrones normales de agresión, con la meta a largo plazo de documentar cómo los genes y las moléculas pueden modificar dichos patrones.



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